El fin de semana sangriento que conmociona al Atlántico: 10 vidas se apagaron entre la violencia de la región

Dependencias de Medicina Legal, en Barranquilla.

Una masacre en Sabanagrande, dobles crímenes en Barranquilla y la muerte de una mujer en Baranoa.

La madrugada del domingo 19 de enero trajo consigo una noticia escalofriante: 10 personas habían muerto en un lapso de 48 horas en el Atlántico. Lo que comenzó como una noche tranquila el sábado 18, terminó convirtiéndose en una sucesión de hechos que dejaron huella en los municipios de Sabanagrande, Barranquilla, Soledad, Baranoa y Repelón.

En Sabanagrande, la violencia llegó como un golpe mortal. Un grupo de sicarios a bordo de un vehículo blanco irrumpió en el barrio Santa Sofía, desatando el pánico entre los residentes. Los disparos fueron tan rápidos y certeros que dos hombres, Luis Alberto Mercado Lara y Jesús Yepes Camacho, cayeron sin vida en el acto. Un tercer joven, Jhon Héctor Cortés, intentó escapar, pero fue hallado más tarde, entre sacos de arena, sin vida, como una triste evidencia de su lucha por sobrevivir.

Mientras tanto, en Barranquilla, el caos también se desató. En el barrio Simón Bolívar, la noche fue testigo de otro crimen doble: Luis Carlos Caballero Ariza y Mayer Etilbia Aldana Berrío, una pareja que viajaba en motocicleta, se convirtió en el objetivo de sicarios que no dudaron en abrir fuego. Nadie sabe quiénes fueron o por qué lo hicieron, pero la pareja ya no volvió a ver la luz del día.

En Soledad, la tragedia continuó. Aldair Antonio Carrillo Barrios, de 24 años, fue asesinado en su casa mientras dormía. La versión de los familiares es desgarradora: un grupo de hombres armados irrumpió en la vivienda y acabó con su vida sin mediar palabra.

En el municipio de Baranoa, el drama alcanzó un nuevo nivel de horror. Laura Marcela Valdeblanquez Roja, de 25 años, fue asesinada a balazos tras ser secuestrada por un grupo de hombres. El lugar del crimen, una trocha solitaria, se convirtió en el escenario de su muerte.

En Repelón, el dolor se vivió en el seno de una familia. Un adolescente de 16 años perdió la vida a manos de su propio primo, en un ataque de furia que involucró un cuchillo. Una riña familiar que terminó en tragedia.

10 vidas perdidas. 10 historias truncadas. Un fin de semana que quedará marcado por la violencia. Y mientras las autoridades investigan los móviles y los responsables, la gente del Atlántico sigue buscando respuestas y pidiendo seguridad en sus calles.

El miedo crece, pero también la esperanza de que, algún día, este ciclo de sangre pueda llegar a su fin.