El deterioro de la calle 72, una de las principales arterias de Barranquilla, ha puesto en evidencia la falta de intervención oportuna por parte de las autoridades locales. La vía, que conecta sectores clave de la ciudad, presenta graves daños que afectan la movilidad de miles de barranquilleros.
En la misma área, el agua sigue saliendo del interior del viejo estadio Romelio Martínez, sin que las autoridades tomen acciones efectivas para solucionar la situación.
La comunidad se pregunta:
¿Quién responde por la restauración de estas infraestructuras vitales?
¿Dónde están los responsables de velar por el bienestar y la calidad de vida de los habitantes de Barranquilla?
Las constantes quejas de los ciudadanos evidencian la desidia ante el creciente deterioro de la ciudad.