LA HERIDA QUE NO CURA

Por: Roque Herrera.

Un antiguo prisionero de un campo de concentración fue un día a visitar a un amigo que había compartido con él tan penosa y traumática experiencia.

Unidos por un mismo dolor, de tanto en tanto solían encontrarse, no solo para hablar de sus vidas, sino también para recordar aquel tiempo terrible de horror y crueldad. Después de saludarse como verdaderos hermanos y ponerse al día de sus asuntos, la conversación recayó una vez más en el tiempo pasado y los recuerdos que, sin poder evitarlo, afloraban en sus mentes.

En un momento de la conversación, el amigo visitante, viendo que el anfitrión seguía muy obsesionado con todo lo vivido años atrás como presos, le preguntó con curiosidad: «Amigo mío, yo ya he dejado atrás todo lo que nos hicieron los soldados en el campo de concentración, pero ¿tú has conseguido olvidarlo?».

A lo que su amigo contestó: «Pues no, me acuerdo de ellos todos los días y debo reconocer que aún sigo odiándolos con toda mi alma», contestó con rabia.

«Entonces, debo decirte que todavía siguen teniéndote prisionero», dijo apaciblemente su amigo.

Hoy yo te pregunto querido amigo o amiga; tú ya dejaste atrás eso que te sigue molestando y causa sentimientos de rencor, frustración o falta de perdón en ti?

Estamos empezando un nuevo año, lo que significa una nueva temporada, una nueva oportunidad. Haz de esta la mejor versión de ti. Date la oportunidad de vivir una vida plena.

No olvidemos nunca que nuestros enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a quienes nosotros odiamos. Estos son los únicos que nos han derrotado.