Un joven emprendedor de Santa Marta, Manuel Yépez, se lanzó a lo grande con la compra de 100 camisetas del Junior de Barranquilla, todas con el número 10 y el nombre de James Rodríguez. Su objetivo era revenderlas en su ciudad natal, conocida por su fervor juniorista.

Todo parecía indicar que el negocio sería un éxito rotundo, especialmente después de los rumores sobre la llegada del futbolista cucuteño al club barranquillero.
Sin embargo, la sorpresa llegó cuando en la noche del lunes, Fuad Char, dueño del Junior, comunicó que la contratación de James no se materializaría. La noticia cayó como un balde de agua fría para Manuel, quien ahora se encuentra en una situación complicada, pues las camisetas adquiridas se basaban en una especulación que ya no tiene respaldo.
Ante el revés, Manuel no tardó en dirigirse al establecimiento donde compró las camisetas, exigiendo la devolución de su dinero. Pero, para su frustración, el almacén se negó rotundamente a aceptar el pedido. «Nos vieron la cara. Todo esto de traer a James fue solo una estrategia de marketing para vender más camisetas. Pido que me devuelvan mi plata», expresó el joven samario, visiblemente molesto.
Este curioso caso refleja los riesgos de confiar en rumores y estrategias comerciales en el mundo del fútbol, donde las sorpresas suelen ser parte del juego. Mientras tanto, Manuel sigue luchando por recuperar su inversión, mientras la incertidumbre sobre el futuro de James Rodríguez en el Junior persiste.