Análisis crítico a la promoción del balneario de Puerto Mocho en medio de la creciente preocupación ambiental.
El destino turístico de Puerto Mocho, ubicado en la Ciénaga de Mallorquín, ha sido objeto de promoción por parte del Distrito de Barranquilla como un atractivo “balneario” para bañistas locales y turistas, pero este marketing ha caído bajo la lupa de expertos y ambientalistas que no han dudado en desmentir los beneficios de este aparente paraíso costero. Las aguas de este lugar, lejos de ser un remanso de tranquilidad, están marcadas por una evidente contaminación que, según varios estudios, pone en riesgo la salud de quienes se adentran en sus aguas.
El ingeniero químico Osvaldo del Castillo, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros Químicos y Ambientales (ACIQCA), no dudó en señalar que la promoción del balneario de Puerto Mocho es más una estrategia publicitaria que un reflejo de la realidad medioambiental. En su análisis, Del Castillo subraya la falta de rigor en las evaluaciones que se han hecho sobre la calidad del agua en la zona. A su juicio, los estudios realizados, como el de un profesor de la Universidad Simón Bolívar, son insuficientes y carecen de los parámetros técnicos necesarios para determinar si realmente es seguro para el baño. Según el ingeniero, las muestras tomadas no incluyeron mediciones a diferentes profundidades del agua, lo que impide una evaluación completa y precisa de los riesgos sanitarios presentes.
El análisis llevado a cabo por el experto pone en evidencia que las aguas de Puerto Mocho están contaminadas con enterococos intestinales, bacterias resistentes al agua salada que pueden generar enfermedades gastrointestinales, conjuntivitis y dermatitis, entre otros problemas de salud. El hecho de que estas bacterias estén presentes en el agua es una clara señal de que la zona no está preparada para recibir bañistas, algo que las autoridades locales parecen pasar por alto.

El problema, como argumenta Del Castillo, no es solo local, sino que se extiende a toda la región debido a la carga contaminante del río Magdalena. Este río, que recibe desechos de todo el país, transporta una enorme cantidad de contaminantes hacia la Ciénaga de Mallorquín, agravando aún más la situación. El impacto de la contaminación es también alimentado por el Arroyo León, que descarga aguas residuales directamente en la zona. Lo que antes era un estuario biodiverso ahora se ha convertido en un espacio asfixiado por aguas contaminadas, un fenómeno que ha sido documentado por instituciones como Invemar.
Cabe recordar que la playa Puerto Mocho siempre ha tenida un agua es turbia, donde vierten desechos que se arrojan por donde pasa al río Magdalena y llega hasta el mar, loque por lógica se deduce que es poco apta para bañistas. Por otra parte, al otro lado está la ciénaga, un espejo de agua imponente de 650 hectáreas, donde se reciben residuos de las comunidades vecinas que no tienen acueducto, alcantarillado, los desechos de industrias del sector y la contaminación del Arroyo León. Además, los accesos a la misma son difíciles y tienen poca oferta de actividades familiares o recreativas.
El ingeniero químico Osvaldo del Castillo, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros Químicos y Ambientales (ACIQCA), ha señalado con contundencia los riesgos que enfrenta este supuesto balneario. A través de un informe técnico y fundamentado, Del Castillo ha expuesto que las aguas de Puerto Mocho no cumplen con los estándares mínimos de calidad para ser consideradas seguras para el baño, como se ha venido promoviendo desde el Distrito.
Un informe de Invemar de 2023 arrojó datos alarmantes: las aguas cercanas a la desembocadura del río Magdalena presentan altos niveles de coliformes y carbono orgánico total, superando los límites establecidos para el contacto humano. Además, las zonas costeras del Atlántico están contaminadas con metales pesados como el cromo hexavalente y el zinc, así como con pesticidas y contaminantes orgánicos, lo que pone en riesgo no solo la salud humana, sino también la integridad de los ecosistemas marinos.
Lo que llama la atención es el hecho de que, a pesar de la gravedad de la situación, no existe una respuesta contundente por parte de las autoridades del Distrito de Barranquilla ni de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), que, según las investigaciones, ha sido sancionada por su incumplimiento en materia de conservación ambiental. El hecho de que no haya pronunciamientos claros sobre la calidad del agua en Puerto Mocho, así como la falta de medidas efectivas para mitigar la contaminación, refleja una alarmante indiferencia frente a un problema de salud pública.

A nivel internacional, esta pluma sedimentaria que arrastra el río Magdalena está empezando a ser vista como un problema de proporciones globales. Expertos advierten que el fenómeno está afectando a toda la región del Caribe colombiano y que, en muchos casos, resulta más higiénico ducharse que bañarse en el mar, dada la carga de contaminación que arrastra el río hacia las aguas marinas.
El Distrito, al promover Puerto Mocho como un “balneario” sin abordar de manera seria y técnica los riesgos sanitarios asociados, incurre en una grave irresponsabilidad. A pesar de las denuncias, la realidad es que el atractivo turístico se mantiene a pesar de las advertencias de los expertos, y los bañistas continúan siendo expuestos a los peligros de las aguas contaminadas.
La crítica es clara: se debe priorizar la salud pública y la preservación ambiental por encima de los intereses turísticos. Si el Distrito de Barranquilla realmente desea consolidarse como un destino responsable y sostenible, debe tomar medidas inmediatas para limpiar las aguas de la Ciénaga de Mallorquín y garantizar la seguridad de quienes visitan sus costas. La promoción de Puerto Mocho como balneario no debe basarse en su potencial turístico, sino en la calidad y salubridad de sus aguas, algo que hoy está muy lejos de ser una realidad.