La juramentación se realizó en una sala pequeña y con un horario inusual, en medio de calles militarizadas y con la ausencia de la mayoría de líderes regionales.
En un evento marcado por la prisa y la discreción, Nicolás Maduro asumió su nuevo mandato como presidente de Venezuela en una ceremonia que se desvió de las tradiciones habituales. El acto, realizado en una sala alterna al Hemiciclo del Parlamento y con capacidad reducida, se adelantó hora y media respecto al horario tradicional del mediodía.
Con la frase: «Lo juro por mi historia, por mi vida, lo juro«, Maduro prometió cumplir con la Constitución venezolana, seguido de la imposición del collar de mando por parte de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional.
Las calles de Caracas permanecen militarizadas desde el día anterior, reflejando un clima de alta tensión. La ceremonia contó con una limitada asistencia internacional: solo un jefe de Estado de la región asistió, mientras países como Chile, Perú y Argentina optaron por no enviar delegaciones. Colombia, por su parte, estuvo representada únicamente por un delegado diplomático.
El desarrollo de esta juramentación en un espacio más pequeño y la baja representación internacional han generado críticas y señalamientos sobre el aislamiento político del régimen de Maduro. El contexto refuerza las preocupaciones de la comunidad internacional sobre la crisis política y social que atraviesa Venezuela.