El trágico y desgarrador hecho ocurrido el martes en Los Guaricanos, Santo Domingo Norte, ha puesto nuevamente de manifiesto la creciente crisis de violencia de género que afecta a mujeres en todo el mundo. Rosa María Roanes Polanco, de 36 años, fue asesinada a tiros por su expareja Luis Alberto Almonte Serrano, de 39 años, frente a la madre de la víctima, antes de que el agresor se quitara la vida.
El crimen ha conmocionado a la comunidad local en República Dominicana, pero también resalta una problemática global: el aumento de feminicidios y violencia doméstica, especialmente en América Latina. Según las Naciones Unidas, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual, y los casos como el de Rosa María se repiten en diversas regiones, a menudo sin ser suficientemente atendidos por las autoridades.
Este incidente subraya la necesidad urgente de implementar políticas más efectivas a nivel global para prevenir la violencia doméstica, garantizar la protección de las víctimas y desmantelar las estructuras patriarcales que perpetúan la impunidad. El feminicidio en todas sus formas se ha convertido en una crisis de derechos humanos, que exige la acción de gobiernos, organizaciones internacionales y comunidades.
A nivel mundial, las organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional y la ONU Mujeres, han reiterado la importancia de educar a las sociedades y proporcionar a las mujeres recursos para denunciar y escapar de situaciones de abuso. Además, se exige que se fortalezcan las leyes contra la violencia de género y que los responsables de feminicidios enfrenten penas más severas, para dar un claro mensaje de cero tolerancia.
