El líder opositor se enfrenta a la represión del régimen de Maduro mientras busca consolidar su triunfo electoral en una lucha por la democracia que mantiene encendida la esperanza de cambio en Venezuela.
Venezuela está en una encrucijada histórica y todos los reflectores apuntan hacia Edmundo González Urrutia, el líder opositor que, según el 85% de las actas, ha vencido a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Con un plan que prioriza la presión internacional, González ha comenzado una gira por América Latina para consolidar apoyos en su lucha por lo que considera su legítimo derecho a gobernar.
El pasado sábado, González viajó desde su exilio en España para aterrizar en Buenos Aires, donde se reunió con el presidente Javier Milei. Durante su visita, miles de venezolanos se congregaron en las afueras de la Casa Rosada para mostrar su apoyo y pedir el fin de la dictadura de Maduro. El encuentro no fue casual, ya que ocurrió en medio de fuertes tensiones entre Venezuela y Argentina tras la detención de un gendarme argentino en Caracas, acusado de terrorismo.
A continuación, González continuó su recorrido en Montevideo, donde se reunió con el presidente Luis Lacalle Pou, y culminó su gira con una reunión clave en la Casa Blanca con el presidente Joe Biden. Esta serie de encuentros busca fortalecer la narrativa de su triunfo electoral frente a un régimen que se aferra al poder.
El 10 de enero se marca como una fecha crucial en el calendario político venezolano, cuando Maduro planea juramentarse para un tercer mandato consecutivo. Sin embargo, González ha prometido regresar al país para tomar posesión como presidente legítimo, lo que genera una creciente incertidumbre entre el régimen y los millones de venezolanos que votaron por la oposición.
Para Natassja Rojas, experta internacionalista, el impacto de González ya es evidente: “Lograr que el pueblo volviera a creer en una salida electoral, demostrar con pruebas el resultado real de las elecciones y colocar nuevamente el tema de Venezuela en la agenda internacional son logros significativos”.
Sin embargo, Griselda Colina, defensora de derechos humanos, advierte que el regreso de González podría desencadenar una escalada de represión por parte del régimen, ya que Maduro no entregará el poder voluntariamente. “La gran incertidumbre sobre lo que podría pasar el 10 de enero sigue latente, aunque la fuerza del movimiento opositor y el respaldo internacional muestran que hay una posibilidad de cambio”.
El camino hacia una transición de poder sigue siendo complejo. A pesar del apoyo internacional y el creciente respaldo de la oposición, lograr una transición pacífica sigue siendo incierto. La estrategia de la oposición venezolana se mantiene cautelosa, pero decidida. Como afirma Rojas, “La oposición tiene un plan de cara al 10 de enero, pero no lo revelará hasta el momento oportuno”.
El papel de la movilización ciudadana será fundamental, pues es uno de los mecanismos de presión más poderosos frente al régimen. Colina subraya que si el régimen ignora la voluntad del pueblo, las tensiones podrían derivar en un estallido social.
A pesar de la grave crisis humanitaria, la inflación descontrolada y la represión estatal, el pueblo venezolano ha mantenido viva la esperanza de un cambio. Según Colina, el cambio ya está en marcha: “Desde 2015, hemos visto cómo los venezolanos han expresado su deseo de vivir en democracia. Esa voluntad quedó consolidada en 2024, y el régimen no puede ignorarla”.
Mientras tanto, los países internacionales, incluidos Estados Unidos, la Unión Europea y gran parte de América Latina, han expresado su apoyo a la oposición y desconocido la reelección de Maduro. Para Colina, la comunidad internacional debe comprometerse de forma firme para hacer realidad el cambio en Venezuela: “No es normal que se robe una elección y se reprima a un pueblo entero”.
La semana que se avecina será decisiva para el futuro de Venezuela. Mientras Maduro se prepara para juramentarse, la oposición sigue su lucha por el cambio democrático, con el respaldo internacional y el fervor popular. Según Colina, “Lo que pase el 10 de enero no definirá el futuro inmediato, pero sí marcará el tono de lo que viene”.
Y.A.