El Instituto Nacional de Migración (INM) de México ha confirmado que uno de los implicados en el asesinato del agente migratorio Luis Alberto Olivas era colombiano, a pesar de las declaraciones del gobierno de Colombia, que inicialmente negó cualquier relación de uno de sus ciudadanos con el crimen. Según el INM, uno de los detenidos, identificado como Carlos ‘N’, portaba un pasaporte emitido por el gobierno colombiano, lo que ha generado controversia entre las autoridades mexicanas y colombianas.
El crimen ocurrió el 30 de diciembre en la zona fronteriza de Ciudad Juárez, durante un enfrentamiento con presuntos migrantes que atacaron al agente con piedras. Olivas, quien llevaba más de 25 años trabajando en el Instituto, estaba a punto de recibir una medalla por su dedicación al servicio público cuando fue asesinado. Este hecho ha conmocionado tanto a sus compañeros de trabajo como a la sociedad en general, que exige mayor seguridad para los agentes migratorios en la región.
La muerte de Olivas se enmarca en un contexto de creciente presión migratoria en la frontera norte de México, donde miles de migrantes han sido interceptados mientras intentan cruzar hacia Estados Unidos. La situación ha generado críticas por parte de organizaciones de derechos humanos, que acusan al INM de actuar con excesiva dureza contra los migrantes en un contexto de políticas restrictivas de inmigración, especialmente ante la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Este trágico suceso resalta los peligros que enfrentan tanto los migrantes como los agentes encargados de la seguridad en la frontera, en medio de una crisis migratoria que parece empeorar cada día.