POR: ADRIANA PATRICIA TOVAR HERNÁNDEZ
Realidades de la educación que tenemos: al iniciar este teexto se trajo al pensamiento esa parte fundamental de la educación que solemos llamar enfoques. Estos enfoques, que se desprenden de la realidad misma, trascienden el simple acto de enseñar o aprender; representan una manera de posibilitar el quehacer pedagógico como un ejercicio práctico, teórico, pragmático y reflexivo. En este apartado, desde el sistema jurídico educativo, no solo se hablará de leyes o normas direccionadas por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), sino que también se realizará un análisis profundo sobre los paradigmas establecidos en el enfoque sistémico, permitiendo una reflexión que invita a cuestionarnos si estamos ante una realidad o una coincidencia.
Activando la memoria histórica y considerando el legado de grandes pensadores e historiadores que, en su época, se destacaron como políticos, soñadores o visionarios de la ciencia, podemos comprender cómo sus aportes han cimentado el camino hacia lo que hoy entendemos como educación. Estos aportes, documentados en libros cargados de historia, son testimonio de que el desarrollo educativo no es una falacia, sino una construcción colectiva que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Reflexionar sobre estos aspectos permite entender la importancia de valorar los antecedentes históricos como pilares fundamentales para el diseño de sistemas educativos modernos y efectivos.
De tal manera, y siguiendo este orden de ideas, es pertinente mencionar que cada capítulo de textos legendarios es una forma de recordar los hitos que han marcado el descubrimiento y la riqueza de un pueblo como Colombia. Este país, que en su momento el gran Simón Bolívar quiso liberar de yugos opresores, refleja en su historia un concepto esencial: la libertad. Las ciencias sociales, desde su perspectiva académica y su aplicación práctica, retoman este factor clave que incluye la libertad de expresión, de pensamiento, de religión, y de participación democrática, entre otros aspectos. Estas libertades se convierten en el eje fundamental de la educación, enmarcadas por la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), que establece derechos y deberes fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa.
La educación, desde este marco legal y filosófico, no solo se limita a la enseñanza de contenidos, sino que también busca formar ciudadanos críticos, reflexivos y comprometidos con su realidad social. Es aquí donde la ley le abre camino al acto educativo, permitiendo que la enseñabilidad y la educabilidad se encuentren para promover el desarrollo integral de las personas. En este proceso, el enfoque pedagógico no puede desligarse de la historia y de los contextos que nos rodean, ya que estos determinan las formas de enseñar, a quién enseñar y por qué enseñar. Además, es crucial que estas formas pedagógicas respondan a las necesidades específicas de las comunidades, respetando su diversidad cultural y social.
Cuando se reflexiona sobre “realidad o coincidencia”, surgen preguntas generadoras que invitan a profundizar en las bases mismas de la educación: ¿Cómo enseñar? ¿A quién enseñar? ¿Por qué enseñar? Estas interrogantes, aparentemente simples, abren un amplio abanico de posibilidades y desafíos para los docentes, quienes deben diseñar estrategias pedagógicas que sean críticas, sostenibles, culturales y sociales. Esto implica que el currículo educativo debe reflejar un enfoque integrador que articule las ciencias, la tecnología, la ingeniería, las artes y las matemáticas (Steam), permitiendo una educación contextualizada y pertinente. Además, este enfoque debe garantizar que los estudiantes desarrollen competencias para enfrentar los retos del siglo XXI, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la adaptabilidad ante cambios constantes.
El enfoque integral, cuando está claramente definido y aplicado, se convierte en un instrumento poderoso para cumplir con el sueño del gran Libertador Simón Bolívar: una sociedad libre y educada. Este ideal, que está sustentado en la Constitución Política de 1991 y en la Ley 115, garantiza a todas las personas el derecho a la vida, a la educación, a la salud, a una familia y a otros aspectos esenciales para el desarrollo humano. En este sentido, la educación no solo es un derecho, sino también una herramienta para transformar la sociedad y garantizar la justicia social.
Es importante destacar que el acto educativo no debe quedarse en la teoría, sino que debe manifestarse en prácticas concretas dentro de las aulas. Esto incluye la implementación de metodologías activas, el uso de recursos tecnológicos y la promoción de proyectos interdisciplinarios que permitan a los estudiantes vincular el conocimiento con su realidad cotidiana. Así, se logra una educación que no solo informa, sino que también forma ciudadanos responsables y comprometidos.
A modo de conclusión, es necesario resaltar que dentro de las instituciones educativas se deben llevar a cabo acciones pedagógicas y didácticas basadas en la construcción del conocimiento desde una perspectiva social y ética. Estas acciones deben inspirar el deleite por la educación, promoviendo una experiencia que combine la estética y el placer de aprender. De este modo, es posible dar respuesta a los interrogantes planteados a lo largo de este ensayo y contribuir al desarrollo de una educación que sea realmente transformadora.
Desde la perspectiva del doctor Reynaldo Mora Mora, experto en la creación de currículos y análisis educativos, el desarrollo de enfoques pedagógicos basados en la realidad social es fundamental para enfrentar los desafíos contemporáneos. Sus aportes, junto con las reflexiones expuestas en este texto, subrayan la importancia de una educación que responda a las necesidades de la sociedad actual y que sea capaz de formar ciudadanos íntegros, comprometidos y conscientes de su papel en el mundo. Asimismo, es fundamental que todos los actores involucrados en el proceso educativo, incluidos padres de familia, docentes y gobiernos, trabajen de manera conjunta para fortalecer el sistema educativo y garantizar que cada estudiante tenga acceso a una educación de calidad.