Tribuna pedagógica: La IAPC: una metodología dialogante

Reynaldo Mora Mora.

Por: Reynaldo Mora Mora

La investigación educativa cada vez con más frecuencia necesita de los encuentros empáticos y simpáticos que propone la Investigación Acción Participación Curricular, IAPC, porque esta se define como una estrategia de comunicación que pone en contacto la Escuela con el Contexto, y no ya como un instrumento positivista de los diseños rígidos de investigación, que generan confusión, “terror”, acarreando deserciones de quienes aspiran a hacer del investigar un caminar gozoso. En cambio, podemos decir que nuestra perspectiva se define para debilitar ese instrumentalismo, acercando los saberes enseñables con las Problemáticas Sociales, PS, como intercambios socioeducativos-culturales, que se corresponden con el Currículo Contextualizado y Pertinente, CCP, es decir, un currículo que transforma la Escuela. Cuanto más vigoroso sea este acercamiento, más vigorosa será la comunicación, y más se corresponderá la IAPC  con las demandas sociales, de manera tal que la unidad básica del currículo, está constituida por la transmisión de un mensaje plausible de esta institución con la sociedad.

La importancia de estos encuentros traduce a su vez la relevancia central del intercambio de saberes intensamente promovidos por esta perspectiva investigativa. Por el contrario, los diseños instrumentales formatizados, poco a poco dejan de privilegiar los intercambios cara a cara, la comunicación y la argumentación, para ser cada vez más diseños que matan la pasión que pueden tener los docentes con la investigación a través de la cultura con sus actores y sujetos. La unidad de esta comunicación se ha ido quebrando. Cada vez más tratamos como investigadores curriculares los problemas de la sociedad. De modo que, frente a esto, la IAPC da una creciente categoría a la pragmática de las formas de expresión verbales y no verbales de estos grupos de individuos, por las cuales se manifiesta lo que no es comunicable, lo que no requiere respuesta, pero que es expresión unilateral, manifestación de una intuición o de un sentido, o de un interés por parte de ellos. ¡Qué lejos estamos de las investigaciones socioeducativas en las que cada participante señale con precisión sus distancias respecto de sus compañeros, o del Investigador Curricular, IC!

Ahora, con la IAPC se da un encuentro político-educativo, por no decir un juego político-educativo-trasformador. Lo que aparece es la autonomía del discurso socioeducativo-cultural: el crecimiento de la participación de los miembros de una Comunidad Educativa, CE; pero en muchas circunstancias, convendría más hablar del encuentro de la expresividad de emociones e intereses, y, por consiguiente, también, de aumento de los intereses autónomos de estos grupos. Este es el lugar central de la IAPC, es el puesto fuerte de la vida de la Escuela; que ayer era el puesto débil; hoy es el puesto fuerte, por un lado, está la CE y por otro, las estrategias del IC conducidas a partir de estos intercambios. ¿Hay que llegar a afirmar que lo propio de la investigación educativa evolucionada hacia la IAPC es la debilidad de la investigación de diseños formatizados e instrumentales, abiertamente positivistas? Esta hipótesis corresponde a la realidad observada en, por ejemplo, la formación de licenciados, pues, la apertura de este espacio político-educativo-transformador supone que se debilita esa fría manera de investigar y se fortalece el lazo que une la Escuela con la sociedad.

Hay que inferir, que asistimos a unos crecientes niveles de la investigación socioeducativa; entre problemas de la sociedad con los saberes escolares, cuya expresión máxima es la construcción del CCP, que identifica las PS para transformar el contexto. De hecho, asistimos al rechazo del instrumentalismo cognitivista, buscando ahora la asociación del IC con sus demandas para integrarlas en el enseñar, como alcance general. La importancia de la IAPC proviene del hecho que manifiesta la decadencia tecnocrática de la investigación en las Facultades de Educación y la capacidad de representación del conjunto de la misión de una Institución Educativa por parte de los actores sociales y educativos. En este proceso, la IAPC tiene como virtud cognitiva: comunicar y entender mejor el mundo de lo social. En las siguientes observaciones que siguen, quisiera señalar los siguientes puntos: en primer lugar, se debe recordar que esta estrategia investigativa supone la movilización de la cultura con sus actores y sujetos, y recalcar que, muy a menudo, esta condición se realiza. En otros términos, hay desde este caminar una proliferación de mensajes y de comunicación, que circulan entre el Investigador Curricular y dichos grupos, que los perciben a partir de sus expectativitas e intereses.

En segundo lugar, quisiera hacer hincapié en que estos encuentros consolidan una comunicación sincera. Por el contrario, en los diseños positivistas e instrumentales, la incomunicación prima. En la IAPC, por el contrario, se da un modelo dialógico, como la capacidad que se requiere para ser actor o sujeto de encuentros socioeducativos, lo que equivale seguir este modelo de tres órdenes: estos grupos son racionales, libres e iguales. La razón desde esta perspectiva se entiende en dos sentidos. En primer lugar, es lo que se podría llamar capacidad comunicativa de estos grupos. No es más que la capacidad que tiene cada actor o sujeto de enunciar argumentos para hacerse comprender. De un modo recíproco, es la capacidad de comprender tal argumento. La razón de esta perspectiva es la condición sin la cual no se podría concebir el diálogo como encuentros socioeducativos-culturales. Es la presuposición que hay que hacer desde el momento en que ellos se inician. Se hace necesario que nuestras razones puedan hacerse suyas en los otros. En la IAPC, esta representación contiene el requisito de que tanto el IC como los grupos de individuos comparten la misma capacidad para construir ideas y convicciones: ser libres e iguales. La razón en esta perspectiva es esa capacidad común, ese sentido común que es propio de estos encuentros.  En segundo lugar, la racionalidad comunicativa-socioeducativa-cultural presente en estos intercambios, que interesa a nuestros fines, es la pretensión de enunciar como narrativas las trayectorias y experiencias, para que sean comprensibles a todos. Esta es una garantía del diálogo entre actores y sujetos, que debe entenderse como una capacidad de autorreflexión. Es la determinación de estos grupos por participar. Es la pasión por narrar. Tenemos, que este modelo dialógico se define por lo que busca el IC, que se guía por un principio de seducción de los contenidos que esos individuos le ofrecerán. Este es el interés común, se trata, de la idea definitiva de la forma de un acuerdo posible con el investigador.

Como consecuencia, la posición de este acuerdo en el horizonte de la IAPC se fundamenta como el lugar de la investigación y de su construcción por medio de encuentros socioeducativos-culturales. Como lugar de la determinación general de estos intercambios, estos diálogos son espacios sociales y educativos. Debe anotarse, que ella asume las necesidades sociales del contexto, lo que podemos llevar al ámbito de la vida de la Escuela. Desde el punto de vista de su definición estos diálogos-encuentros se caracterizan por ser espacios de comunicación y dos rasgos los hacen solidarios en el conjunto de la IAPC: su homogeneidad en cuanto a sus intereses y la continuidad de las narrativas desde las trayectorias de los actores y sujetos. La homogeneidad significa, que, por principio, el sentido de lo que se intercambia es el mismo para todos. El carácter de continuidad presente se desprende de su homogeneidad, lo que establece la relación entre narrativas como situaciones de continuidad, como formas de comunicación. Como espacio de investigación, la IAPC es continua hasta la terminación de los objetivos propuestos de acuerdo con lo que se comparte y de la identidad de los intereses del IC. Lo que importa y a partir de la cual se dialoga con las Problemáticas Sociales, es la representación de lo que se presenta bajo la apariencia de la misión de las instituciones educativas. Esta estrategia se instala en un contexto determinado, que el IC necesita aprender para que su quehacer sea más eficaz y útil.

Quisiéramos concluir con dos breves observaciones. La primera es que la IAPC tiene como estrategia de comunicación los encuentros, como lo seductor en pro de la argumentación, recurriendo a las narrativas de las experiencias de la personalidad publica de los actores y sujetos, privilegiando cierto tipo de convicción, la que produce reflexión, haciendo valer la imagen de grupos de individuos razonables, como la cualidad más estimada. Nuestra segunda observación consiste en preguntarnos de ¿qué depende el predominio de la importancia de la IAPC en la investigación educativa? Hay que asociar este interrogante con el de la índole del vínculo de esos grupos con la cultura. De este modo planteamos la siguiente hipótesis: La IAPC solo puede desarrollarse y estar en posición de vanguardia en contextos con fuertes Problemáticas Sociales, en esos espacios que se encuentran fragmentados por tantas injusticias sociales, esperando un punto arquimediano de apoyo, del cual fuera posible pensar en respuestas a las demandas desde la Escuela y el Currículo Contextualizado y Pertinente.