Como se sabe, la clase media es por principio enemiga de las alzas, porque estas le complican su situación económica; Algo certero es que dentro de los parámetros de la economía de mercado, suben los insumos y estos a su vez disparan los precios de los artículos manufacturados y procesados, y lo uno conlleva a lo otro.
En los últimos días de diciembre los barranquilleros a menudo somos sorprendidos con las alzas de precios de los productos alimenticios, especialmente los transportados de otras regiones.
Por tal razón hacemos un llamado a las autoridades competentes a fin de que se decidan hacer cumplir las disposiciones que rigen la materia de precios, pesas y medidas.
En medio de los últimos acontecimientos a nivel político y gubernamental que se han presentado a escala nacional, lo que se ha vislumbrado es que el año 2024 –próximo a culminar– no ha sido un año de tranquilidad para la mayoría del pueblo colombiano, especialmente en lo atinente al reajuste de los precios de bienes y servicios, sobre todo en lo atinente a la canasta familiar, acompañado con el incremento permanente en el costo de los combustibles.
Es que el presente año se mantuvo de una manera alarmante y preocupante para la gran mayoría del pueblo colombiano, como consecuencia de las generalizadas alzas; si bien es cierto este fenómeno es común en los tres últimos meses de cada año, en esta ocasión el golpe fue demasiado severo.
Con este oscuro panorama de los últimos días, lo que se vislumbra es un aumento de la inflación para el año venidero, lo cual con toda seguridad seguirá influyendo certeramente en los precios de los alimentos y se presagian incrementos en las tarifas de los servicios públicos.
En los próximos días seguramente se incrementará el valor de los peajes y como consecuencia las tarifas del transporte de carga y de pasajeros, las cuotas moderadoras de salud se seguirán incrementando en el equivalente a la inflación causada, aumentará también el costo de la medicina prepagada, en algunos casos ya se notificó a los usuarios de aumentos de hasta el diez por ciento.
El valor de las matrículas a cargo del golpeado bolsillo de los padres de familia aumentaron ostensiblemente en los colegios y universidades privadas, el valor de los textos escolares y no se quedarán atrás las cuotas de administración de los conjuntos residenciales.
A lo anterior hay que agregar los ya tradicionales brotes especulativos de esta época del año, fomentados por avivatos acaparadores que se aprovechan de los incautos compradores.
Por la misma razón es que a diario crecen las protestas y el reclamo de las familias de escasos recursos económicos, cuando se producen permanentes aumentos de los precios, especialmente en aquellos productos que constituyen la canasta familiar.
Frente a toda esta amalgama de incrementos en los diferentes servicios y alimentos de la canasta familiar, se espera que las autoridades intervengan para vigilar que no haya brotes especulativos ni acaparadores que promuevan carestías.