En Barranquilla y el departamento del Atlántico, concretamente las fiestas navideñas y recibimiento del nuevo año, tienen una connotación especial, porque se ligan de manera directa con el tradicional Carnaval.
Hubo una época en que la tranquilidad y seguridad de Barranquilla eran proverbiales, pero los tiempos cambiaron y ahora se viven unos días convulsionados, que lo son mucho más cuando llega la temporada de fin de año.
Se trata de unos días en los que como sucede en todo el país, se disparan los índices delincuenciales; históricamente aumentan los hurtos de toda clase, por lo que las autoridades se ven obligadas a desplegar planes especiales tendientes a hacerle frente a estos episodios que van en contra de la integridad y el patrimonio de la ciudadanía.
Por esa razón en estos momentos existe preocupación entre la gente, derivada por estas situaciones que se están presentando en las calles y residencias de nuestra ciudad.
En estos días de fiesta, el objetivo no puede ser otro que disfrutar de los festejos en paz; el común denominador debe ser la seguridad irradiada por la Policía Metropolitana que es la institución que tiene bajo su responsabilidad el velar por la vida, honra y bienes de los ciudadanos.
En LA LIBERTAD sabemos de su profesionalismo y afán de cumplir a cabalidad con sus deberes, por lo que les entregamos un voto de confianza en que su trabajo será decisivo, para que todos podamos disfrutar en paz de los festejos de fin de año.
Esta institución ha socializado con la ciudadanía sus planes de seguridad, los cuales se comenzaron a desarrollar de manera oficial a partir del primero de diciembre.
La seguridad es un tema que nos compete a todos y por lo tanto exige una mutua colaboración entre los encargados de garantizarla y quienes reciben el beneficio de la protección.
Por ese motivo los habitantes de Barranquilla han recibido con optimismo la puesta en marcha de los diferentes operativos por parte de sus autoridades y esperan que los mismos sean efectivos, eficaces y sobre todo, cumplan su objetivo en el sentido de que las fiestas se puedan disfrutar y gozar en una histórica paz.