Por: Víctor Hugo Marenco Boekhoudt.
Si usted se atreve a revolver un país en pos de llevarle alegría, felicidad y bienestar a la mayoría, que estamos en déficits emocionales y monetarios, el “uniporcientismo” debe realizar su contribución en metálico y en especie. Lo anterior es casi que un axioma o quizás una razón de ser con peso específico. Colombia en lo que está actualmente, urge de un cambio más que sustancial. Lo que ha expuesto el gobierno actual, hasta el momento, no es que sea insuficiente pero requiere de profundizar sus políticas para mejorar los parámetros. El presidente Petro, como buen volatinero descalzo, haciendo equilibrios sobre alambre de púas, no puja lo suficiente y no va a ser un radicalista profundo en la transformación del país, aterrizando al grano, lo que es la cosmética, el perfume y la superficialidad en las realizaciones hasta ahora logradas. Eso le dará a sus asistentes de tonos socialdemocrizantes, las puntas de lanzas necesarias para que la plataforma de derecha, privatizadora, neoliberal y parcializada al polo oligárquico, tome vuelo en las próximas presidenciales. Es decir, si no se concreta una candidatura convincente, sensata y ecuánime que se esparza a toda la población y escenifique el respaldo popular, perderemos en el 2026 y en todos los demás años con contragolpes severísimos. No olviden que todo lo que hoy sucede es nuevo en el concierto político del país.
Petro fue nefasto en sus escogencias de asistentes en todas estas etapas. Lo sigue siendo y además, consolida sus acciones en compartimentar hasta con círculos de ultraderecha que dominan algunas instituciones estatales, remembrando por ejemplo, a la Agencia Nacional de Minería. Se pueden dar otros ejemplos más y nos saldríamos de falsetes, pero conciliar con el enemigo y entregarle hilos de poder a cambio de políticas de inclusión de género, como sucedió con la alcaldesa de Bogotá, con Mockus y otras especias, ha dado al traste con las funciones políticas destinadas a mejorar la pobreza, la indigencia y el hambre. El generismo inclusivo se convirtió en un humúnculo persuasivo que nos hizo declinar en priorizar los verdaderos problemas que nos aquejan. El ministerio de Relaciones Exteriores lo maneja una persona que respira por Obama y que más temprano que tarde, volverá a recuperar su ciudadanía estadounidense para satelizar por esas orbes. Ahora tenemos una fila de otros asistentes que están ad-portas de iniciar sus carreras, para aspirar a la presidencia de la República. Ya es hora para que a ellos se les diga, con la suficiente anticipación, que si aspiran al solio presidencial, que renuncien con la debida anticipación, para darle trascendencia a las políticas reales del país. ¿Cómo le vamos a hacer frente a Trump con un ministro Obamista que olvidó por completo hablar el ruso, con el cual se educó?. Recuerdo las odas del actual presidente para que Trump no quedara. ¿Cómo se va a manejar semejante problemática?.
Sinceramente yo no he visto unos cambios trascendentales y que puedan catalogarse con características de ejemplificantes. No se puede negar que los aumentos de los salarios pesan y trascienden, pero en mi opinión, no son lo suficientes para encarar la problemática político económica que en Colombia existe. Si el próximo periodo no inicia con una opción política, que le dé más profundidad a lo que se ha iniciado hasta el momento, podríamos decir que hemos fracasado. Petro al principio no creía que las personas con orientación y de área de izquierda, podrían encarar algunos ministerios o departamentos que se consideran trascendentales. Eso se establece simplemente por el hecho de que Petro no es profundamente de izquierda. A la hora del corte y con la determinación de un partido único, que está en curso, Petro señalará como buen caudillo posicional, como se está erigiendo, el candidato o la candidata que lo sucederá. Algo así no será lo mejor… El dedo indicador y pusilánime, enarbolado con alto supralcismo, nos relegará a escogencias de uno solo y sin misericordia alguna. Entonces: ¿cuál partido y cuáles masas?.
Aquí en Colombia sigue habiendo mucha hambre, aquí en Colombia los cordones de miseria continúan extensos, de manera perpleja, podemos observar la inacción del gobierno en luchar contra la indigencia en las grandes capitales. De por sí, es casi que prosaico, que el enfrentamiento que se ha tenido en varios feudos políticos que domina la oposición, hace de que las políticas sociales del país y del gobierno central no progresen. Creo que en términos de propuestas, el gobierno se queda en la entelequia rastrera y divagante, de que por lo anteriormente hecho, nunca van a apoyar a los contrarios. Las oposiciones que vamos a enfrentar son varias y variadas… Es cierto que ellos (la ultraderecha) ante lo hecho, no tengan un candidato convincente al cual presentar. Sin embargo, en lo que respecta a la manipulación política y de masas, en la cual ellos son mucho más hábiles, sacarán a relucir sus dardos. Por todo lo anterior, seguirá Petro con su elocuencia de género, con sus regodeos de propuestas inprioritarias, con la fricción con ciertos territorios y experimentando tal vez la soledad, que se le presentará al verse abandonado por sus oportunistas circulantes. A la larga, a uno como persona apartada de esos vericuetos y desinteresada en interactuar con ellos, le duele más las oportunidades perdidas que las flechas lanzadas. Uno debe creer en lo propio y a los social demócratas, le encantan las mezcolanzas, lo dulce y los ríos revueltos…