POR: SOFIA A. MORA MACIAS, CESAR A. MORA MACIAS
El Libertador Simón Bolívar el pasado 17 de diciembre de 2024, cumplió 194 años de fallecido. El representa la integración de nuestros pueblos. Su pensamiento sigue siendo un elemento indispensable en los tiempos actuales. Supo tener atajos mentales que utilizaba a diario en la toma de decisiones y juicios. Por eso, debemos seguir ahondando en los documentos libertarios del Padre de la Patria (Manifiesto de Cartagena, 1812; Carta de Jamaica, 1815; Discurso de Angostura, 1819; Constitución para Bolivia, 1826), porque es una de las áreas curriculares-formativas más robusta para pensar el presente, para generar entre niños y jóvenes producciones en torno a su vida y obra. Hoy, en día, con tristeza, hay que decirlo, la vida, obra y pensamiento del “Prometeo Libertario” es poco conocida en las escuelas, incluso, en las universidades. Este texto es un intento por llamar la atención.
La obra del “Hombre más grande de Nuestra América”, es útil, incluso, resulta esencial para llevar a cabo la miríada de decisiones que enfrentamos a diario, como lo supo hacer Bolívar. Él aprendió que los “atajos” que supo tomar, por ejemplo, la decisión de expedir el “Decreto de guerra a muerte” de 1813, le permitió seguir adelante con tranquilidad para realizar su famosa Campaña Admirable, pero, también esos “atajos” nos pueden hacer tropezar con nuestros juicios y decisiones ordinarias. En esencia, su mente zahorí “volaba”: por ella cruzaron rápidamente cuestiones fundamentales, por ejemplo, el “Paso de los Andes”, lo que contribuyó a la Batalla de Boyacá del 7 de agosto de 1819. En este sentido, su mente fue una poderosa herramienta para nuestra Independencia.
Su mente estuvo preparada para tomar decisiones inmediatas y trascendentales y enterada para identificar con rapidez patrones familiares y actuar en consecuencia, por ejemplo, en la decisión de mandar a fusilar a Piar. Sus muchas decisiones fueron una combinación de hábitos y experiencias. Entonces, la historia de la gestación de su pensamiento nos permite esbozar, relatar controversias y debates, como un espacio de articulación entre el pasado y el presente. Tomando como objeto de estudio las prácticas y discursos del Libertador vemos que conectan estos tiempos (pasado-presente), como la interacción de lo que fue histórica y socialmente. Para ello, debemos reconstituir espacios de debates, modos de enseñar y hacer alternativos los conocimientos de sus deslizamientos y refutaciones de su pensamiento. Pero, justamente porque este campo de estudio es un lugar de interacciones entre dos tiempos, ocurre que tiene una relación con la enseñanza de la historia.
Esta puede ser convocada para fortalecer una tradición, unificar un relato fundacional de nuestra sociedad y originar su identidad. Por ello, desde el currículo escolar podemos reconstruir espacios de discusión, líneas de tensión a lo largo de las cuales se sitúan y entremezclan los distintos puntos de vista. Esto implica que cada acción de Bolívar sea restituida en el enseñar hacia la formación por nuestros valores patrios, lo que lleva a curricularizar su pensar haciéndolo visible. Por ejemplo, la importancia de Bolívar en la enseñanza de la historia se hace para recordar su tradición libertaria, que preferimos hablar de afirmación de identidad, pues es el sentido que la sociedad le otorga al uso de esta disciplina. Se trata, de ubicar comprensivamente el ideario del Libertador en la impronta de la Escuela para formar bajo los preceptos del artículo 95 de la Constitución Política colombiana de 1991.
De acuerdo a lo arriba anotado, estamos trabajando sobre un encargo amoroso en la tarea de escribir un libro sobre su vida y obra bajo la dirección de nuestro padre, para la enseñanza de niños y jóvenes, que lejos de suponer una pesada carga, la propuesta es una oportunidad para explicitar lo que, desde tiempo atrás, hemos venido consolidando una especie de “culto pedagógico” hacia el Libertador Simón Bolívar en sus fechas memorables. Urgidos por una orientación pedagógica y curricular de su vida, aunamos intereses intelectuales para salir airosos.
La propuesta tiene en nosotros el efecto de un desafío, que podemos rechazar, aplazar o intentar, más no defraudar. Al optar por esta afirmación, sus saberes presentes en nosotros es preparación curricular para el Paradigma Panlatinoamericano de la Educación y la Formación: es un ejercicio de exhumar lecturas, documentos, redacciones de textos provisionales. Se trata, de recuperar escritos que nos sirvieron para hallar nuevas bibliografías que supondrá apreciaciones de alegrías y un mayor compromiso con la complejidad del pensamiento de Simón Bolívar. En este sentido, al estudiar su masa documental, pretendemos generar una Teoría General del Pensamiento del Libertador, como una disciplina amplia del hecho social de la Independencia, para interpretar los elementos presentes en sus prácticas y discursos.
Pretendemos presentar unas consideraciones políticas, jurídicas y educativas del pensamiento de Bolívar, como herencia directa del entendimiento de sus documentos: nos toca transitar por esas avenidas documentales de ida y vuelta entre cartas, proclamas y discursos, para analizar su obra desde la perspectiva de la integración panaltinoamericana, o más precisamente a través de la perspectiva de la Teoría General del Pensamiento de Simón Bolívar; ello, en razón de que no son pocos los aspectos de esta unidad que no tengan que ver con él, toda vez que incluyen las áreas de atención documental y de la memoria histórica, de las expectativas y de los valores, a los que se nos ocurre añadir que sus discursos se produjeron en el espacio de representación de las antiguas colonias españolas. A partir de su pensar estamos en condiciones de decir algo sobre la Integración ideada por él, es porque conocemos los condicionamientos políticos y sociales en los que se desenvolvió. Desde este observatorio incomparable, que son sus documentos, es posible hacer el sosegado análisis de su realidad: la Integración de nuestros pueblos, tal y como se produce en la necesidad de hacerla en los tiempos actuales.
Entendemos que la Integración formulada por Bolívar es imperativa, debido a que es subsidiaria de los ingentes recursos con los que cuentan nuestros pueblos (¿por qué no pensar en una Federación?), que particularmente no disponen de posibilidades en todos los recursos para implicar en ese flujo las expresiones hacia una justicia social. Se nos ocurre, ya casi pensando en el Bicentenario de su fallecimiento (1830-2030) que la Integración propuesta por el Libertador sea el foro de reflexión desde el que, desinteresadamente, lleguemos a su realidad soñada, abriéndonos pasos a través de las apariencias de nuestras necesidades, en particular, la panameña, colombiana, venezolana, ecuatoriana, peruana y boliviana. Por ejemplo, en el campo de la educación, debemos señalar que Bolívar fue un hombre culto, un hombre situado a la altura de su tiempo: hoy bajo esa égida se debe formar un buen ciudadano, como un observador privilegiado desde su profesión para analizar las problemáticas sociales. En esto, su pensamiento en relación con la educación fue siempre permeable a lo que aconteciera en la sociedad, que estuviese siempre abierta a la plena actualidad, en medio de ella y sumergida en ella. En este proceso discursivo, entendemos que la Teoría General de ese pensar, como disciplina responde a dicha exigencia integracionista, porque hoy, como en sus días, la Integración venía a ser el poder espiritual de nuestros pueblos. El enunciado integracionista de Bolívar recuerda que son los propios pueblos, los que instauran un entendimiento de este ideal en términos de una perspectiva arquitectónica, porque es lo que funda esa actualidad, y, con ella, el conocimiento como disciplina que construyen sobre su presente y futuro. Frente a esta construcción, entendemos que es misión principal de ellos hacerla realidad, desde el tratamiento de los grandes temas del día, desde sus puntos de vista históricos, propios y culturales.