Lo que Pinedo hizo en su primer año de gobierno, es un reflejo de lo que le espera a Santa Marta en los tres restantes, si lo dejan

Por Álvaro Cotes Córdoba

A un año del gobierno espurio de Santa Marta, el balance de despilfarro y cero obras que registra no es ninguna sorpresa para mí, pues lo había pronosticado con argumentos sólidos desde el mismo día en que descaradamente una comisión escrutadora muy cuestionada decidió entregarle la credencial.

Era de esperarse. Primero, por quienes fraguaron el andamiaje para arrebatarle la Alcaldía a Caicedo, quien la ostentaba para bien de la ciudad desde hacía doce años. Tres periodos consecutivos que para ellos se había convertido en una eternidad, pues ansiaban volver al poder de la ciudad, porque lo necesitaban, para refrescar sus finanzas y buscar los beneficios de tener un gobierno aliado, tanto en la política como para sus empresas privadas.

En la política, para recuperar los miles de votos que por sus avaricias y corrupciones se les fueron, ya que la gente se había cansado de seguir eligiendo a los mismos con las mismas de las familias de siempre que no le dejaban a Santa Marta, sino escándalos de robos, corrupción y pactos con unos diablos asesinos.

Además, porque encontraron a un líder diferente que no sólo les había abierto los ojos y la consciencia, sino también les había demostrado que se puede tener sentido de pertenencia con lo público, como fue Carlos Caicedo, quien inicialmente lo demostró con la Universidad del Magdalena y después con la Alcaldía y ahora lo está haciendo con la Gobernación del Magdalena.

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Y es que desde que comenzó esa administración nacida de unos acuerdos turbios judiciales y políticos, porque no llegó allí como lo indica la democracia, por mayorías de votos, el despilfarro del erario fue su primera carta de presentación, al darle contratos millonarios a los medios de comunicación que apoyaron su causa nostra.

Luego vino el escandaloso despilfarro de más de 7 mil millones de pesos en la peor Fiesta del Mar que ha tenido la ciudad en toda su historia. Además, siguieron otros que si los enumero se extendería esta crónica y no tendría el espacio para nombrar la última, la joya, en tan solo un año de existencia y lo cual confirma lo que le espera a Santa Marta en los restantes tres años que quedan, si la Justicia de Colombia continúa haciéndose la boba.

Según el hoy concejal, Mono Martínez, quien no se cansa de decir que fue por su astucia judicial que Carlos Pinedo llegó a ser alcalde y si él lo hizo alcalde, también lo puede bajar de allí, en menos de su año de gobierno ya hizo una mansión que le costó 3 mil millones de pesos. El susodicho concejal hizo la denuncia en su cuenta de X (antigua Twitter) e incluso montó la foto de la mansión, la cual reproducimos aquí: