En su tradicional mensaje de Navidad, el Papa Francisco hizo un llamado urgente a la paz, instando a la comunidad internacional a poner fin a los conflictos bélicos y a la violencia, particularmente en Ucrania.
En su discurso, pronunciado durante la bendición «Urbi et Orbi» (A la ciudad y al mundo), el pontífice pidió que se silenciara el sonido de las armas en el país invadido por Rusia y destacó la importancia de abrir puertas al diálogo y a la negociación para alcanzar una paz justa y duradera.
«¡Que el sonido de las armas se silencie en la Ucrania devastada por la guerra!» exclamó el Papa, y agregó: «Que haya la valentía necesaria para abrir la puerta a la negociación y a los gestos de diálogo y encuentro, con el fin de lograr una paz justa y duradera». Aunque el Papa no detalló qué condiciones deberían cumplir las negociaciones, expresó su firme apoyo a una resolución pacífica del conflicto que respete la integridad territorial de Ucrania.
El llamado de Francisco se produce horas después de un masivo ataque aéreo ruso en Ucrania, que subraya la gravedad de la situación, mientras el conflicto se extiende hacia su tercer invierno. Además, en su mensaje, el Papa también se refirió al conflicto entre Israel y Palestina, condenando la «crueldad» de las acciones militares en Gaza y pidiendo un cese al fuego inmediato y la liberación de los rehenes.
El Papa también expresó su cercanía con las comunidades cristianas en Israel, Palestina, Líbano y Siria, regiones devastadas por los conflictos. Hizo un llamado a la paz y al diálogo en Oriente Medio, así como a la atención a las crisis humanitarias en África, donde los conflictos armados y el terrorismo han causado miles de muertes y desplazamientos.
Durante la inauguración del Año Jubilar, el Papa Francisco instó a los líderes mundiales a derribar «las paredes ideológicas que tan a menudo marcan la vida política» y a promover la «armonía social«, especialmente en América. En su mensaje, también subrayó la importancia de la misericordia de Dios, que puede lograr todo, y alentó a las personas a reconciliarse consigo mismas y con los demás, incluso con sus enemigos.
Con un problema de salud que lo obligó a usar una silla de ruedas, el Papa continuó liderando la celebración del Año Jubilar, un evento que invita al perdón, a la peregrinación y a actos de caridad, y que tendrá un enfoque especial este año al abrir la primera «puerta santa» en una prisión, como parte de las celebraciones.