En el municipio de Chinú, Córdoba, lo que debía ser una celebración de unidad y espíritu navideño se transformó en un inesperado conflicto entre los vecinos de una calle ganadora del concurso de la mejor decoración navideña. El premio, un cerdo, fue el centro de una fuerte discusión sobre qué hacer con él, lo que generó tensiones entre los participantes.
Mientras algunos residentes proponían repartir el cerdo entre todos los vecinos, otros sugerían venderlo y dividir el dinero obtenido, y un tercer grupo propuso cocinarlo para organizar una comida comunitaria. Las diferencias en las opiniones sobre el destino del premio, que inicialmente debería haber unido a los habitantes del sector, terminaron en desacuerdos y confrontaciones, desvirtuando la esencia de la festividad.
Este incidente ha generado sorpresa en la comunidad, que esperaba que el evento fuera un motivo de celebración y cohesión, pero que finalmente terminó desbordando las buenas intenciones. La situación es un claro recordatorio de cómo, a veces, las expectativas de convivencia pueden verse alteradas por diferencias en intereses y prioridades.