El 23 de diciembre de 2024, a las 3:00 p.m., aterrizó en Colombia un vuelo que traía a Fabio Ochoa Vásquez, uno de los capos más notorios del Cartel de Medellín.
El excapo, conocido por su estrecha relación con Pablo Escobar y su participación en uno de los imperios del narcotráfico más grandes de la historia, fue deportado a Colombia después de cumplir una condena de 26 años en una prisión de Estados Unidos.

Una condena de 30 años reducida por colaboración
Ochoa, de 67 años, fue condenado en 2003 por enviar más de 30 toneladas de cocaína a Estados Unidos entre 1997 y 1999. La sentencia original era de 30 años, pero fue reducida tras colaborar con las autoridades estadounidenses. Su condena comenzó tras su captura en 1999, como parte de la llamada Operación Milenio, que desmanteló varias redes de narcotráfico que operaban entre Colombia y México. Tras su extradición en 2001, Ochoa pasó más de dos décadas en prisiones estadounidenses, donde incluso trabajó en proyectos de energías renovables.
El regreso del último de los Ochoa
Fabio Ochoa es el último miembro de la famosa familia Ochoa, que jugó un papel crucial en el Cartel de Medellín, junto con sus hermanos Jorge Luis y Juan David, y el infame Pablo Escobar. Los tres fueron cofundadores del cartel, el cual dominó el narcotráfico mundial durante las décadas de los 80 y 90, en una época marcada por la violencia extrema y el terrorismo. Aunque los otros dos hermanos de Fabio Ochoa están fuera del radar público, Fabio fue capturado en 1999 después de una intensa persecución internacional y extraditado en 2001.
Un pasado manchado de violencia y dinero ilícito
La figura de Fabio Ochoa está marcada por su implicación en innumerables delitos, entre ellos el asesinato del piloto Barry Seal en 1986, quien inicialmente trabajó para el Cartel de Medellín y luego se convirtió en informante de la DEA. Además, Ochoa fue acusado de dirigir operaciones de contrabando de cocaína hacia Estados Unidos a finales de los 90, operando en alianza con el Cártel del Milenio de México.



En 2013, la Policía Nacional de Colombia confiscó 116 bienes de Ochoa, valorados en 6 millones de dólares, que se habían adquirido a través de testaferros durante sus años de auge criminal. Aunque estuvo en prisión por más de dos décadas, su nombre sigue siendo sinónimo del poder y la riqueza del Cartel de Medellín.
¿Qué sigue para Fabio Ochoa?
Después de su llegada a Colombia, Fabio Ochoa fue recibido por las autoridades migratorias del país. Según un comunicado de Migración Colombia, Ochoa pasó por los procedimientos migratorios necesarios y, tras revisar sus bases de datos, no se encontraron requerimientos judiciales en su contra en el país. Por lo tanto, fue liberado y se le permitió reunirse con su familia.


A pesar de su liberación, el regreso de Ochoa no ha estado exento de controversia. En el país, su figura sigue siendo vista con desconfianza, dado su pasado vinculado al narcotráfico y su papel en uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de Colombia.
El futuro de un narco histórico


Con su regreso a Colombia, Fabio Ochoa no solo revive la memoria de los años de terror que vivió el país durante la época de los carteles, sino que también plantea interrogantes sobre su posible reintegración en el ámbito social y económico del país. Aunque en principio no enfrenta cargos judiciales pendientes, su historial criminal y su pasado de riqueza ilícita podrían seguir persiguiéndolo en su nueva etapa fuera de prisión.
El regreso de Ochoa es, sin duda, un recordatorio del legado del Cartel de Medellín y una figura que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo un símbolo de una era marcada por el narcotráfico, la violencia y la corrupción.