A pesar de ser una celebración mundialmente conocida, esta festividad no se celebra igual en cada familia, sino que tiene un enfoque diferente.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
La Navidad es una de las celebraciones más especiales del año, que llega para despertar tradiciones y sentimientos propios de la temporada festiva como es el amor, la esperanza y la alegría al vivirla en familia.
Lo cierto es que en cada hogar estos días se viven de manera distinta. Para muchas personas, el verdadero sentido de la Navidad radica en el nacimiento del Niño Jesús, por lo que tiene una base religiosa.
En estos hogares, la festividad se convierte en un momento de reflexión y gratitud, donde el pesebre y las oraciones en Nochebuena toman el total protagonismo. En estas familias, por encima de la diversión, se busca inculcar el mensaje de amor, humildad y esperanza que representa el Niño Jesús.
Para otros, la Navidad es un momento de magia, ilusión y unión familiar, la época perfecta para desconectarse del estrés cotidiano y reconectar con los seres queridos. Aquí, la celebración se centra en compartir historias, disfrutar de cenas especiales, decorar el árbol y vivir momentos inolvidables juntos.
Un elemento que une ambas formas de celebrar la Navidad son los regalos. Es verdad que para los niños es una gran ilusión y, por lo tanto, resulta un momento especial, al que se le da mucha importancia, sin embargo, reducir esta celebración a lo material podría limitar al niño a la oportunidad de desarrollar valores que le enriquecerán como persona.
En los últimos años, el consumismo se ha convertido en lo más importante, desplazando la verdadera esencia de la celebración, pues para las generaciones del ayer, para la niñez y la juventud es solo fiesta, estrenar ropa, recibir y otorgar obsequios.
Por ello, es fundamental que esta fecha tenga un significado que sobrepase los acostumbrados lujos, siendo así un momento para infundir valores como la generosidad, el agradecimiento y la empatía.
Al compartir no solo regalos, sino también tiempo de calidad, pueden aprender que la felicidad no proviene únicamente de aquellas cosas materiales que se reciben, sino también de las relaciones y los sentimientos que a diario construyen con los demás.

La Navidad, una escuela de humanidad
En ese sentido, es la época ideal para formar grandes seres humanos que sepan reconocer el sentido de la Nochebuena, enseñándoles a pensar en los demás y desde el corazón.
Esto es posible lograrlo a través de actividades solidarias, como donar juguetes, preparar alimentos para quienes lo necesitan o escribir tarjetas de agradecimiento, tres sencilla maneras de guiarlos en este camino a la verdadera felicidad.
Ya sea en una cena familiar, al pie del árbol o haciendo la Novena de Aguinaldos alrededor del pesebre, esta efeméride nos recuerda que lo esencial no está en lo palpable, sino en valorar a las personas importantes en nuestra vida y construir recuerdos que perduren en el tiempo.
La celebración no es igual para todos
A pesar de su alegría generalizada, hay quienes encuentran en la Navidad una época difícil. Para algunas personas, estas fechas pueden traer recuerdos dolorosos de pérdidas familiares, conflictos o momentos difíciles del pasado, por lo que es importante respetar dichas emociones y comprender que no todos viven la festividad de la misma forma.
Respetar a quienes no disfrutan de esta celebración es parte de la empatía que también se debe enseñar a los más pequeños. De esta manera podrán comprender que la diversidad de sentimientos es válida y que el respeto hacia los demás es un valor fundamental en cualquier espacio y momento del año.
Finalmente, se entiende que no hay una única forma de vivirla, sin embargo, es recomendable que durante estas fechas todos hagan un ejercicio de comprensión, respeto y tolerancia hacia todas aquellas formas de vivir esta fecha diferente a la nuestra.
Dato importante:
La Navidad es una celebración religiosa y cultural que se conmemora cada 25 de diciembre y se remonta al siglo 1 Después de Cristo, cuando se cree que Jesús nació en Belén en la religión judía.
Para los cristianos y muchas personas, la Navidad simboliza el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, la encarnación de Dios, así como la redención y salvación de la humanidad.