En un acto que marca un hito en la reparación a las víctimas del conflicto armado en Colombia, cinco familias campesinas de El Carmen de Bolívar recibieron más de 260 hectáreas de tierras restituidas en las veredas La Borrachera, El Salado, El Barroco y Morrocoy, en la región de los Montes de María.
Este avance fue posible gracias a un Acuerdo de Voluntades entre la Unidad de Restitución de Tierras (URT) y la Fundación Crecer en Paz, creada por la empresa Argos en 2015. Las tierras, solicitadas entre 2014 y 2019 por familias desplazadas durante los años más violentos del conflicto armado (1997-2005), serán utilizadas para reactivar proyectos agrícolas y productivos.
Giovani Yule, director de la URT, destacó que este proceso demuestra cómo la colaboración entre el sector privado y el Gobierno puede contribuir a la reconstrucción del tejido social en comunidades afectadas por el conflicto. “Es un paso hacia la consolidación de la paz y la recuperación del arraigo territorial”, señaló.
Por su parte, Paula Villa Vélez, directora jurídica de la URT, explicó que el proceso incluyó verificación de solicitudes y socialización con las familias beneficiarias, garantizando que no existieran conflictos sobre los predios entregados.
Con esta entrega, las familias podrán retomar sus proyectos de vida en tierras que habían sido despojadas hace décadas. Según la URT, la restitución no solo devuelve la propiedad, sino que sienta las bases para un desarrollo sostenible mediante medidas de reparación integral y asistencia técnica.
Este logro se suma a las 2.160 hectáreas ya donadas por la Fundación Crecer en Paz a la Agencia Nacional de Tierras y otras 1.700 hectáreas entregadas a asociaciones campesinas en la región, fortaleciendo la Reforma Rural Integral.
En los Montes de María, una región marcada por masacres y desplazamientos masivos, esta entrega simboliza esperanza para comunidades que han sufrido las secuelas del conflicto. Las familias beneficiarias ahora enfrentan el reto de reconstruir su futuro en un territorio que, poco a poco, se transforma en un símbolo de reconciliación y paz.