Miguel Ángel Díaz Rincón, uno de los hijos del icónico cantante vallenato Diomedes Díaz, enfrenta una dura batalla contra una enfermedad renal que lo ha llevado a situaciones críticas. A sus 36 años, permanece hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Méderi en Bogotá, donde recientemente tuvo que someterse a la amputación de su pierna derecha.
Desde 2014, Miguel Ángel fue diagnosticado con glomeruloesclerosis focal y segmentaria, un raro padecimiento que afecta a los riñones. La enfermedad le ocasionó la pérdida total de ambos órganos, obligándolo a someterse a diálisis durante cuatro años. En un intento por salvarlo, su madre, Yolanda Rincón, le donó un riñón, pero el órgano dejó de funcionar a finales de 2023, desencadenando complicaciones de salud cada vez más graves.
En octubre de 2024, la salud de Miguel se deterioró aún más, al punto de sufrir cuatro infartos en un mes y ser intubado en tres ocasiones. Según explicó su madre en un pódcast, una infección severa en su pie derecho agravó su condición. Tras descubrir trombos microscópicos inoperables, los médicos decidieron amputarle la pierna para salvar su vida.
“Fue una decisión que tuve que tomar en menos de diez minutos”, comentó Yolanda Rincón. “Me dijeron que era peor que un cáncer. Aún no le hemos contado lo sucedido; solo le pido a Dios que le dé la fuerza para afrontar lo que viene”.
El caso de Miguel Ángel ha generado una ola de apoyo en redes sociales, donde su familia ha compartido actualizaciones sobre su estado. Ahora, tanto su madre como su pareja esperan que despierte y logre aceptar los desafíos que implica su rehabilitación.
Una enfermedad poco común
La glomeruloesclerosis focal y segmentaria es un trastorno que afecta a una persona entre un millón. Este diagnóstico complejo ha marcado profundamente la vida de Miguel Ángel y de su familia, quienes han enfrentado altibajos emocionales y económicos durante años.
Un llamado a la solidaridad
La situación de Miguel Ángel pone de manifiesto la importancia de la donación de órganos y el apoyo a pacientes con enfermedades raras. Su historia es un recordatorio de las dificultades que enfrentan las familias que lidian con estos padecimientos y de la necesidad de un sistema de salud más inclusivo y preparado para casos excepcionales.