La falta de recursos y equipos especializados, sumada a la tardanza en la respuesta de las autoridades, generó consecuencias fatales y una demanda por negligencia.
Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.
El 21 de diciembre de 2022, un incendio de grandes proporciones arrasó con las instalaciones de Bravo Petroleum, un complejo de almacenamiento de líquidos inflamables ubicado en la zona industrial de la vía 40 en Barranquilla. A las 4:30 a.m., un vigilante de la planta notó el fuego y rápidamente llamó al 123, el número de emergencia en Colombia, para alertar a las autoridades. De inmediato, se activó el protocolo de seguridad y las estaciones de bomberos de la ciudad fueron notificadas.
En ese momento, el sargento Javier Solano, quien cubría la vacante de un compañero en la estación de Tecnoglass, se dirigió al lugar del siniestro. Desafortunadamente, Solano no conocía a fondo los riesgos de la zona industrial ni las particularidades de la emergencia que enfrentaba, ya que prestaba sus servicios en otra estación de Barranquilla.




Fotos: Facebook – Yull Fuenmayor.
La gravedad del incendio en uno de los tanques de almacenamiento debería haber activado automáticamente el sistema de extinción de incendios, que incluye una bomba contra incendios y un sistema de dosificación de espuma AFFF. Sin embargo, la situación se complicó rápidamente debido a un fallo técnico: el incendio dañó la red primaria de energía, lo que provocó que el motor de la bomba no se pusiera en funcionamiento.
El equipo de bomberos, liderado por el sargento Solano, optó por evaluar la situación desde la estructura cercana. Fue entonces cuando, de manera inesperada, la tapa del tanque incendiado voló debido a la presión interna, causando una explosión que derrumbó unos andamios cercanos. El sargento Solano fue alcanzado por los escombros y, lamentablemente, falleció horas después debido a las graves heridas sufridas.
La crisis de los Bomberos de Barranquilla: Falta de equipos especializados
Este trágico incidente puso en evidencia la carencia de recursos adecuados en el Cuerpo Oficial de Bomberos de Barranquilla. Aunque la ciudad es un importante puerto sobre el río Magdalena y alberga varias empresas que manejan productos químicos e inflamables, el Cuerpo de Bomberos no cuenta con una unidad química bomberil debidamente equipada con espumas AFFF al 3% y 6%, monitores, eductores y mangueras resistentes a productos químicos.
A pesar de que los ciudadanos contribuyen con el 3×1000 de su impuesto predial a la sobretasa bomberil, que según la ley debe destinarse a la compra de equipos de acuerdo con los riesgos que enfrenta la ciudad, la falta de preparación de los bomberos es alarmante. Esto genera preocupación sobre la capacidad real de la ciudad para enfrentar este tipo de emergencias de gran magnitud.
El plan de acción en caso de un desastre, conocido como el Puesto de Mando Unificado (PMU), no se activó de manera eficiente, y el protocolo de ayuda mutua con empresas locales, como Monomeros Pequiven, que cuenta con una brigada industrial, no fue solicitado oportunamente. Esto contribuyó a una demora en la atención del incendio, mientras las horas pasaban y la situación se agravaba.
La respuesta tardía y las decisiones cuestionadas
En medio de la emergencia, el director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), ingeniero Javier Pava, coordinó el apoyo de Ecopetrol y la Aerocivil para enviar maquinaria especializada. Sin embargo, las decisiones fueron criticadas por su tardanza. En particular, la máquina de bomberos del Aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta, enviada al lugar, solo llegó durante la noche, horas después de que el fuego ya hubiera hecho estragos.
Otro aspecto cuestionado fue la falta de equipos básicos en las unidades de bomberos de Barranquilla. Alejandro Manjarrez, del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Soledad, reveló que tuvieron que prestar mangueras de 2 ½ pulgadas para poder atender la emergencia, debido a que las unidades de Barranquilla carecían de las mangueras necesarias para combatir el incendio.
Una demanda contra el Estado: El precio de la negligencia
Las consecuencias del incendio en Bravo Petroleum no solo fueron trágicas para la familia del sargento Solano, sino que también han dejado un rastro de dudas sobre la preparación del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla. La demanda en curso presentada por los afectados busca obtener justicia y responsabilizar al Estado, encabezado por la Alcaldía de Barranquilla, por las fallas en el servicio y la falta de atención adecuada durante la emergencia.
La tragedia de Bravo Petroleum sigue siendo un recordatorio doloroso de la importancia de contar con un sistema de respuesta ante emergencias eficiente, bien dotado y capacitado, especialmente en una ciudad portuaria que maneja productos peligrosos. Las autoridades locales deben reflexionar sobre la necesidad de mejorar la infraestructura y la preparación ante este tipo de desastres, para evitar que situaciones similares vuelvan a ocurrir.
Surgen preguntas sobre la situación actual del cuerpo de bomberos de Barranquilla
A dos años del devastador incendio en Bravo Petroleum, los interrogantes siguen sin respuestas claras. ¿Siguen los Bomberos de Barranquilla sin la dotación adecuada de espuma AFFF al 3% y 6%? ¿Se han implementado los protocolos de respuesta ante emergencias petroquímicas y están los bomberos debidamente capacitados y certificados por la Dirección Nacional de Bomberos? ¿Han sido auditadas y certificadas las estaciones de bomberos en cuanto a sus sistemas automáticos y redes contra incendios?
Las preguntas no cesan, mientras la demanda en curso por las fallas en el servicio continúa su curso judicial. Este incidente, además de dejar un saldo trágico, ha puesto en evidencia la necesidad urgente de reformas y mejoras en la infraestructura y capacidad de respuesta ante emergencias de esta magnitud. Las autoridades locales, nacionales y las empresas involucradas deben rendir cuentas, ofrecer explicaciones claras y asumir responsabilidades si se desea evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
Finalmente, es imperativo que se invierta en la formación y el equipamiento de los bomberos, así como en la creación de una red de colaboración efectiva entre las empresas y las entidades gubernamentales.
Y.A.