Reflexión dominical: Tercer domingo de adviento

Padre Pedro Pimienta Parroquia San Isidro Labrador
Padre Pedro Pimienta Parroquia San Isidro Labrador

PARROQUIA SAN ISIDRO LABRADORDIOCESIS DE BARRANQUILLA                                   

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 10-18

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:

«¿Entonces, qué debemos hacer?».

Él contestaba:

«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:

«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».

Él les contestó:

«No exijáis más de lo establecido».

Unos soldados igualmente le preguntaban:

«Y nosotros ¿qué debemos hacer?».

Él les contestó:

«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».

Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:

«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».

Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

Palabra del Señor

Gloria a Ti Señor

Nos encontramos con la llamada a la alegría de Juan el Bautista; es una llamada diferente, extraña, es el gozo o la alegría del cambio. El mensaje del Bautista, la figura despertadora del Adviento, es bien concreto: el que tiene algo, que lo comparta con el que no tiene; el que se dedica a los negocios, que no robe, sino que ofrezca la posibilidad de que todos los que trabajan puedan tener lo necesario para vivir en dignidad; el soldado, que no sea violento, ni reprima a los demás. Estos ejemplos pueden multiplicarse y actualizarse a cada situación, profesión o modo de vivir en la sociedad. Juan pide que se cambie el rumbo de nuestra existencia en cosas bien determinantes, como pedimos y exigimos nosotros a los responsables el bienestar de la sociedad.

Pues bien, la Navidad es una fiesta religiosa pensada para vivir el Reino de Dios, cuando celebramos el nacimiento del Niño Jesús junto a nuestros familiares o con nuestra comunidad. Por desgracia, hay personas que detestan la Navidad porque sienten que les fuerza a hacer cosas o a ver a familiares que les incomodan. Pero lo cierto es que esas personas no se han preocupado de prepararse interiormente para vivir bien la Navidad. Y menos aún han ayudado a su familia o a su comunidad a hacerlo.

De eso mismo, de prepararnos para recibir al Señor, nos habla san Juan Bautista en el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar. Les dice a unos recaudadores de impuestos y a un grupo de soldados que no se aprovechen de la gente indefensa. Pero fundamentalmente les dice a todos que hagan un esfuerzo por compartir lo que tienen, ya sea la ropa, la comida o lo que sea. Sobre todo, lo que Jesús nos pide es que compartamos nuestro cariño y nuestra alegría. Y eso sólo se puede hacer si acudimos a la fiesta de Navidad bien predispuestos y preparados para hacerlo con todos, incluso con los que nos incomodan

Quiero agradecer la acogida de mis lectores y las personas que se han comunicado conmigo un abrazo grande estoy para servirles.

Te invito siempre a conectarte a nuestra Eucaristía dominical 9:00 am y 6:00 pm vincúlate a la página de Tik Tok de mi parroquia de San Isidro Labrador. Bendiciones en este domingo en familia. Los que deseen una orientación humana y espiritual por favor escribir al WhatsApp 3118923129.