Por Orlando Andrade Gallardo
Para cientos de miles de colombianos, especialmente de la región andina, Colombia es café, su origen arábigo que ha recorrido el mundo, por sus inconfundibles hojas venosas, flores blancas que se transforman en cerezas rojas y con el proceso industrial, en la bebida de más consumo del planeta. El país es rico en el cultivo de café por su geografía quebrada, abundantes fuentes hídricas que nacen en las tres cordilleras y climas variados para su cultivo y explotación. El aspecto natural y de tierras fértiles en los departamentos productores, como Huila, Antioquia, Tolima, Cauca y Caldas, con 700 mil hectáreas sembradas, es un gran potencial cafetero que garantiza el bienestar de más de 600 mil familias. Además de estas regiones, existe la Sierra Nevada de Santa Marta, donde se cultiva café de alta calidad y en otras zonas las plantas de café crecen silvestres que aprovechan sus habitantes. La dedicación, el pragmatismo y la libertad para ejercer su oficio de cafetero que el Estado le ha otorgado, no tienen comparación con otros cultivos; en épocas de crisis, los colombianos debemos contribuir con impuestos y es parte de la historia cafetera. Las bonanzas cafeteras son periodos que se presentan por las variaciones del precio del grano en la bolsa de Nueva York, y por los fenómenos naturales que afectan los cultivos en los países competidores como Brasil y Vietnam. Esperar las crisis de los países rivales para que surjan las bonanzas y adueñarse del mercado, debe ser superado con otras estrategias. En el pasado los precios y cantidad de sacos del grano que ingresaban al mercado eran establecidos por el llamado Pacto Cafetero, constituidos por productores y países consumidores. El pacto fue quebrantado por algunos países productores y consumidores que dejaron libre el mercado con buenas ventajas para Colombia. Estas conciliaciones según los dueños del mercado, era para evitar la superproducción del grano con perjuicio para caficultores, beneficiando a compradores, quienes fijan los precios a su antojo.
Uno de los gremios empresariales más antiguo de Colombia es la Federación Nacional de Cafeteros, creada en junio de 1927 con el ánimo de proteger a los caficultores, sus principales gestores fueron los antioqueños; la entidad siempre ha sido gerenciada por exministros y personajes con mucho poder político y económico. Desde el inicio, la agremiación exigió al Congreso de la República que legislara con leyes que favorecieran al caficultor, como impuestos a las importaciones y gravar por saco exportado, insumos a bajos precios, creación de escuelas para los campesinos y otras prebendas para fortalecer la agremiación. Con los inmensos recaudos que acumuló y las ventajas que alcanzó con sus exigencias apoyadas por el poder político y económico, se creó el Fondo Cafetero. Con los fondos acumulados sus actividades se diversificaron y fundaron la Flota Mercante Grancolobiana, Banco Cafetero, las compañías Agrícolas de Seguros e Inversiones, la Corporación de Ahorro y Vivienda, Almacafé, Corporaciones Forestales y pare de contar. En el plano internacional la emblemática figura de Juan Valdez derrochó mucho dinero en publicidad, adquirieron propiedades en las principales ciudades del mundo, donde viajaban funcionarios de la Federación de vacaciones con sus familias. De todo esto los colombianos preguntamos dónde está la cantidad de activos y patrimonio que adquirió la entidad, en los cien años de funcionamiento. Las otras preguntas apuntan a las cifras que maneja el Dane sobre las 600 mil familias que dependen del sector, cuántas tiene subsidios del Estado, cuántas las cubre el Sisbén y qué números de caficultores raso están pensionados
Los cafeteros desde siempre se han caracterizado por tratar de imponerse y de administrar el país en los temas socioeconómicos y desarrollo agroindustrial, por las grandes ventajas que tiene sobre los demás sectores agropecuarios como el papero, cacaotero, el azucarero, el bananero y otros. Los gobiernos han sido débiles en apretar al sector en época de bonanza que los ingresos rebosan sus inmensas utilidades, como la actual. Las ganancias ocasionales del 35% que se originan por los excelentes precios del grano en la bolsa de Nueva York alcanzó US$3 por libra, aumentó la exportación de 10 a 13 millones de sacos de 60 kilos y divisa a $4.500, son las cifras actualizadas de la bonanza, que deben generar ingresos no solo a directivos, sino a todos que participan en el negocio. Así mismo consideramos que el Estado tiene participación por ganancias ocasionales, de lo contrario continuamos con discriminación de colombianos de primera, segunda y quinta.