Por: Said Coneo Barros
En el análisis sobre la Tribuna Pedagógica del licenciado e investigador Reynaldo Mora Mora , publicada el día 18 de noviembre del presente año y titulada “Investigación Acción Participación Curricular (IAPC)”, encontramos una metodología educativa que va más allá de los métodos tradicionales, abogando por una constante interacción entre investigadores y actores sociales. Este enfoque se basa en la empatía y simpatía como principios esenciales para construir conocimiento. La IAPC no es solo un método de investigación, es una práctica ética y estética que transforma profundamente tanto al investigador como a los participantes del proceso educativo.
La IAPC, según la describe el autor, no se limita a recolectar datos. Es un proceso de construcción colaborativa de conocimiento donde los actores sociales y los sujetos educativos tienen voz y agencia. El investigador no es un sabedor que impone su conocimiento, sino un mediador dispuesto a aprender de las vivencias y experiencias de los demás. Esta interacción fomenta una relación de respeto y libertad compartida, ofreciendo una perspectiva crítica y culturalmente informada sobre la realidad.
Este enfoque se diferencia del modelo tradicional, que suele ser unilateral y donde el educador transmite contenidos que los estudiantes reciben pasivamente. En la IAPC, el proceso educativo es un espacio de diálogo y aprendizaje mutuo, crucial para construir una educación más relevante y significativa para todos los involucrados.
Por tanto, me parece pertinente la comparación entre la IAPC con los Currículos Contextualizados y Pertinentes (CCP), propuestos por Mora en su artículo «El currículo contextualizado y pertinente» (2024). Vemos que ambos enfoques buscan conectar el currículo con las realidades locales y sociales de los estudiantes. Mora critica el modelo educativo tradicional, señalando que el currículo debe adaptarse a las necesidades sociales y culturales del contexto. De igual manera, la IAPC subraya la importancia de considerar la realidad de los actores sociales al generar conocimiento. Ambos enfoques rechazan el instrumentalismo educativo, que se enfoca solo en resultados cuantificables y la estandarización. Abogan por una educación capaz de transformar la realidad social. El currículo contextualizado de Mora y la IAPC buscan humanizar el proceso educativo, haciéndolo más cercano y aplicable a la vida cotidiana de los estudiantes.
Un aspecto destacado de la IAPC es la empatía y simpatía que surge entre los investigadores y los sujetos educativos. Esta empatía no es solo una actitud moral, sino una herramienta cognitiva para comprender y valorar las experiencias de los actores sociales, enriqueciendo el proceso de investigación y aprendizaje. Esta interacción empática también se relaciona con la idea de Mora sobre la formación de ciudadanos críticos. Al igual que en la IAPC, el currículo contextualizado debe fomentar la participación activa y reflexiva de los estudiantes, preparándolos para analizar su entorno y actuar de manera informada y transformadora. Sin embargo, ambos enfoques enfrentan desafíos comunes. En la IAPC, la resistencia institucional y la falta de recursos son obstáculos mencionados para su implementación efectiva.
Mora también resalta la importancia de la formación continua de los docentes y la participación de la comunidad educativa para garantizar que el currículo sea relevante y eficaz. Es esencial que tanto en la IAPC como en los CCP, los docentes se conviertan en facilitadores del aprendizaje y la transformación, capacitados no solo en el contenido académico, sino también en el manejo de dinámicas sociales y culturales que enriquezcan la enseñanza.
La Investigación Acción Participación Curricular (IAPC) propone una educación profundamente conectada con la realidad social y cultural de los estudiantes. Este enfoque fomenta una colaboración empática y constructiva entre investigadores y actores sociales, trascendiendo los métodos tradicionales de enseñanza. La IAPC no solo busca recolectar datos, sino construir conocimiento de manera colaborativa, reconociendo la voz y la agencia de todos los involucrados. Este modelo educativo rechaza el instrumentalismo, abogando por una educación transformadora que humaniza el proceso de aprendizaje, haciéndolo más relevante y significativo. Al valorar y aprender de las experiencias de los actores sociales, la IAPC crea una relación de respeto y libertad compartida, esencial para formar ciudadanos críticos y comprometidos con su entorno.
Mirando hacia el futuro, tanto la IAPC como los Currículos Contextualizados y Pertinentes (CCP) prometen revolucionar la educación, adaptándola aún más a las necesidades cambiantes de nuestras sociedades. La creciente valorización de la empatía, la participación y la adaptabilidad curricular sugiere que estos enfoques jugarán un papel fundamental en la formación de individuos capaces de enfrentar los desafíos del siglo XXI. La integración de la tecnología y las nuevas formas de comunicación también potenciarán la implementación de la IAPC y los CCP, permitiendo una interacción más dinámica y globalizada entre investigadores, educadores y estudiantes. Este futuro educativo se perfila como un espacio donde la colaboración y la empatía no solo enriquecerán el proceso de aprendizaje, sino que también fomentarán una sociedad más inclusiva y equitativa. Este ejercicio hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura en Procesos Curriculares con estudiantes de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico (II-2024).