El diputado Rafael Noya ha iniciado una serie de videos para exponer presuntas irregularidades en un proceso de auditoría que asegura haber diseñado para abordar diferentes culturas políticas.
Según Noya, el proceso de auditoría comenzó con un plan de vigilancia modificado en repetidas ocasiones y cuya publicación se retrasó 40 días, coincidiendo con un momento clave: la cercanía de la elección de la junta directiva de una asamblea.
«Tuve que presionar para cambiar el sentido de mi voz», asegura, subrayando que el retraso en la publicación del plan fue estratégico. Del proceso surgieron 10 hallazgos: tres coincidencias fiscales y seis catalogadas como «extrañas». Sin embargo, lo que resulta más alarmante, según el denunciante, es que, a pesar de estas observaciones, se emitió un concepto favorable con una calificación de 90.9 sobre 100.
Detalles de los hallazgos
- *El primer hallazgo señala la carga temporal de un informe de fallas en el servicio, una acción que, aunque ejecutada, dejó el proceso abierto para futuras investigaciones, algo que el denunciante califica como «absurdo».
*En el segundo hallazgo, critica que los auditores no siguieron las directrices de claridad necesarias, omitiendo identificar claramente los objetivos de los contratos revisados, presuntamente ubicados en Valencia y Adelaida. Según el testimonio, esto refleja un interés puntual por perjudicarlo, a pesar de la ausencia de irregularidades reales.
¿Intereses detrás del proceso?
El diputado plantea la inquietante pregunta: «¿Orden de quién?», insinuando posibles motivaciones políticas o personales detrás del desarrollo del proceso. Asimismo, expresa preocupación por la calidad del trabajo de los auditores y la aparente intencionalidad en los hallazgos.
Con esta serie de videos, busca visibilizar no solo las irregularidades del proceso, sino también un sistema que, asegura, podría estar diseñado para proteger intereses particulares en detrimento de la transparencia.
