Tras 12 años de ausencia, el emblemático sector de Siete Bocas en Barranquilla volvió a vibrar al ritmo de tambores y flautas en una noche llena de historia, música y tradición.
La Rueda de Cumbia, celebrada en el Monumento a la Cumbia, marcó un regreso triunfal liderado por el Rey Momo del Carnaval de Barranquilla 2025, Gabriel Marriaga, quien junto a la Alcaldía de Barranquilla y la Secretaría de Cultura y Patrimonio, convirtió este momento en un homenaje a las raíces folclóricas de la ciudad.
Con la participación de 11 cumbiambas de la ciudad, la jornada se dividió en tres bloques donde cada agrupación tuvo la oportunidad de presentar su estilo y esencia. Entre ellas destacó el Cumbión de Oro, fundado por el propio Gabriel Marriaga, que hizo honor a su legado al reunir a dos generaciones dedicadas a preservar la cumbia como símbolo cultural.
El evento también contó con la presencia de Lisandro Polo, Rey Momo 2016, quien junto a su grupo Tambó llenó el ambiente con los inconfundibles sonidos del millo, marcando el inicio simbólico de las Cuatro Fiestas que los barranquilleros esperan con ansias cada año.
Reconocimientos y emotividad


La noche estuvo cargada de momentos especiales que reflejaron la importancia de la cumbia en la identidad cultural de Barranquilla. Uno de los puntos más emotivos fue el homenaje póstumo a María Eloísa de Guzmán, fundadora de la cumbiamba El Gallo Giro. Durante un minuto de silencio, acompañado por el melancólico sonido del millo, los asistentes alzaron velas en su memoria, rindiendo tributo a su innegable aporte al folclor.
Además, Gabriel Marriaga recibió una placa de honor de manos del secretario de Cultura, Juan Carlos Ospino, en reconocimiento a su incansable labor por rescatar esta tradición. La reina del Carnaval 2025, Tatiana Ángulo Fernández de Castro, también entregó al Rey Momo una estatuilla en agradecimiento por su trabajo en la preservación de las costumbres carnavaleras.
Por su parte, la cumbiamba La Sabrosa, con 40 años de trayectoria, fue homenajeada por su legado en la historia de la cumbia barranquillera, recibiendo un reconocimiento especial de manos de Gabriel Marriaga.
El evento culminó con todas las cumbiambas unidas en una rueda en la rotonda de Siete Bocas, uniendo sus talentos y corazones en un acto simbólico que reafirma la cumbia como patrimonio cultural no solo de Barranquilla, sino de toda Colombia.