
Las intensas lluvias provocaron una avalancha de lodo y piedras que afectó gravemente a varias familias en los límites de Argelia y El Tambo, mientras los equipos de rescate luchan contra el terreno inestable.
Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.
El jueves por la tarde, un devastador deslizamiento de tierra golpeó la región del Cañón del Micay, en el límite entre los municipios de Argelia y El Tambo, en el Cauca. El pequeño caserío de Aguaclarita, situado en esta zona de alto riesgo, fue arrasado por una avalancha de lodo y piedras, lo que dejó como saldo la desaparición de tres niños y al menos diez personas heridas.
El deslizamiento fue ocasionado por un desprendimiento de montaña debido a las intensas lluvias que no cesan en la región. Las viviendas, construidas a orillas de una quebrada, no resistieron el impacto de la avalancha, lo que provocó la tragedia. Edwar Marcial Pérez, comandante del cuerpo de bomberos voluntarios de Argelia, señaló que las fuertes precipitaciones y la falta de medidas preventivas en la zona incrementaron el riesgo de deslizamientos, una amenaza constante para las comunidades locales.
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Las tareas de rescate se complicaron cuando la única vía de acceso al caserío se bloqueó durante la noche, debido a nuevos deslizamientos de tierra. Esto retrasó la llegada de los equipos de socorro, que lograron llegar al lugar al día siguiente. A pesar de los esfuerzos, las lluvias continúan, lo que mantiene la región en alerta debido a la inestabilidad del terreno.
Desde Popayán, el jefe de la oficina asesora de Gestión del Riesgo, Wisnner Cortés, lidera la instalación del Puesto de Mando Unificado (PMU), con el objetivo de coordinar las operaciones de rescate y brindar apoyo humanitario a las familias afectadas. La prioridad es la búsqueda de los tres menores desaparecidos, quienes habrían sido arrastrados por la fuerza de la avalancha.
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El panorama es complejo, ya que las lluvias siguen afectando la zona y los equipos de rescate tienen dificultades para acceder a las áreas más afectadas. La comunidad local ha pedido ayuda urgente, mientras las autoridades siguen evaluando la magnitud de las pérdidas materiales y la situación de las familias damnificadas.
Este desastre es una llamada de atención sobre la vulnerabilidad de las regiones rurales de Colombia ante fenómenos naturales, especialmente cuando no se toman las medidas adecuadas de prevención y gestión del riesgo. Las autoridades deben actuar rápidamente para evitar nuevas tragedias y garantizar la seguridad de las comunidades afectadas.
Y.A.