Tema educativo: una mirada a la realidad curricular

Por: Ever Antonio Jiménez Ortega

En este trabajo, se dará una visión sobre algunos aspectos muy específicos que nos incumbe a todos y por supuesto a nosotros como futuros docentes, tomando como referencia el artículo: 

“Familia, Escuela y Sociedad: Aprendizaje desde la Cultura” de la Tribuna Pedagógica de Reynaldo Mora Mora, publicado en mayo 12 de 2022 en el diario La Libertad. 

En este artículo, mora nos expone como nosotros como individuos nos vemos influenciados de una y otra manera por alguna institución social, como lo podría ser la escuela, la familia e inclusive las redes sociales y el internet.

En el artículo se nos menciona un concepto más profundo de lo que vendría siendo la cultura y como está va más allá de un folclor y fiestas, de como desde que nacemos y hasta que morimos nos vemos envueltos en cultura y está misma influye en nuestro desarrollo para bien y para mal. La cultura es la base de una sociedad, se construye avance por medio de la cultura y mismo el caos y la malicia se puede llegar a transmitir por esta misma vía.  

“La violencia como solución a todos nuestros problemas” no es un postulado reposado en el aire, es algo que se construyó y sigue construyéndose día tras día gracias a una cultura negativa. Pero no todo es oscuridad, puesto que es también gracias a la cultura que la luz tiene la oportunidad de florecer y hacerle frente a esta prominente oscuridad. 

Puesto que la frase “Los buenos somos más” tampoco es algo que reposa en el aire y tiene sus fuertes pilares que se construyeron y siguen creciendo. 

El artículo en resumen nos da una visión general de la cultura y como debemos esforzarnos en generar y hacer uso de una cultura que construya seres humanos íntegros y saludables. 

Es necesario reconocer y atacar aquello que a simple vista quizás parezca bueno pero en realidad perjudica, siguiendo con esta idea podríamos decir que el  mundo lo podemos llegar a ver desde una gran variedad de enfoques y puntos de vista, tal cual una barajas de ventanas que nos dan una perspectiva única de la vida, pero es innegable que algunas de estas “ventanas” nos muestran una visión limitada o borrosa de la realidad. 

Existe una gran variedad de ejemplos, pero el que nos incumbe en esta oportunidad es la visión tan alterada que puede llegar a tener el mundo de las Pruebas de Estado, desde tiempo y recursos perdidos hasta las vidas de algunos estudiantes directamente afectadas. 

Partimos del hecho de que no es negativo el buscar potenciar y evaluar las capacidades cognitivas de nuestra población, buscando así mismo generar ciudadanos con un nivel de compresión bastante alta del mundo, puesto que no es ninguna locura el aspirar a encontrar a los mejores entre los mejores, pero aquí llega el gran truco.  

¿Está mejora en los individuos se puede lograr por medio de unas pruebas que se hacen una vez en la vida al final de un recorrido académico a través de la escuela?  

Pues parece que nuestro querido pueblo, lo ve así. En vez de ser un “indicador final” sobre el proceso educativo de todos nuestros estudiantes, las pruebas saber se han convertido en ese mártir que persigue a todos los colombianos, tanto estudiantes como familias, puesto que es gracias a los puntajes de estas pruebas que se puede aspirar a estudiar en una universidad. 

Lo que se traduce en una necesidad casi vital obtener puntajes altos, ignorando así quizás un proceso de aprendizaje y centrándose más en como sacar un mayor puntaje, dando cabida a la creación de instituciones privadas que deciden centrar sus esfuerzos en esta prueba y no formar sujetos realmente preparados para un mundo tan competitivo y agresivo como lo es el nuestro. También podemos sumar las grandes brechas sociales y económicas que arrastra nuestro país colombiano, puesto que no es la misma calidad de vida para todos, lo que a su vez se traduce en falencias en los sistemas educativos.  

Pese a lo comentado anteriormente, en nuestra nación se practica este examen a todos por igual bajo la búsqueda de estandarizar los saberes lo suficiente para ya no considerar que en Colombia somos de baja categoría en cuanto educación, todo porque logramos llenar una prueba a final de 11 grado. Eliminar las pruebas podría llegar a ser contraproducente, ya que los problemas que manejamos en Colombia van más relacionados al proceso mismo de educación y los pésimos y cerrados currículos que nos arrojan los ministerios. Eliminar la prueba sería quizás aliviar síntomas pero no quitar de raíz el mal que vendría siendo la ignorancia, el abandono estatal y la poca preocupación por la educación y construir un mejor futuro por medio de construir mejores ciudadanos. Este texto hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura en Procesos Curriculares con estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico (I-2024).