Por: Reynaldo Mora Mora
La Investigación Acción Participación Curricular, IAPC, nos permite conocer la realidad de los actores sociales. Gracias a ella sabemos a qué atenernos y podemos ajustar nuestro comportamiento al medio o contexto de aquellos. Cumple así una función adaptativa: nos permite convivir con ellos y hacer pervivir nuestras preocupaciones investigativas, poniendo nuestro corazón y pensar al servicio de este compartir histórico y sociocultural, para planearles nuestras preocupaciones como metas sociales y como posibilidades de análisis para “descubrir” sus culturas, sus sueños y alegrías, lo cual provoca empatía y simpatía. El abordaje de la realidad de los actores sociales, que expandida por las posibilidades que hallamos y que las integramos a nuestro quehacer investigativo como proyecto humano en la medida de nuestras interacciones. Ya no se trata de que el investigador es aquel que sabe, ahora se trata de que sepa con la cultura de los actores sociales.
No se trata de saber-salir o sobre-ponerse, sino vivir sus experiencias, sus realidades, creando posibilidades para encontrar sentido a sus realidades. Tenemos, que lo que nos sucede al contemplar a la IAPC como ese encuentro con los actores sociales, es que nos produce esa peculiar empatía y simpatía, que es esencialmente lo que encarna este tipo de investigación, como experiencia ética y estética: es cuando comprobamos lo que el Currículo Contextualizado y Pertinente, CCP, es capaz de hacer con la realidad social. Se percibe en estos encuentros fecundidad en nuestro trabajo investigativo, porque nos amplía el horizonte comprensivo y transformador. Esa simpatía y empatía que construimos hace que nos sintamos bien con los actores sociales, percibiendo este tipo de encuentros como una conjunción sorprendente de datos, experiencias y vivencias producto de la inteligencia con quienes compartimos, porque su narrar procede de intervalos admirables de sus trayectorias de vida. Sus experiencias debemos tratarlas condensadas en talentos creadores que se abren entre los investigadores con exaltada sonoridad narrativa, donde cada una de ellas es un espacio abierto para nuestro preguntar como investigadores dando luz a las posibilidades de nuestro trabajo. Esa es la obra creadora de los actores sociales y de los sujetos educativos dando amplitud a nuestra mirada a través de sus construcciones creadoras.
Cuando despabilamos nuestro ánimo como investigadores para empeñarnos en elevar el estilo empático en estos encuentros, estamos ante un acto creador narrativo, que es, comprobación, respeto y ejercicio de libertad entre investigador e investigados, porque en ellos pueden figurarse alegrías, esperanzas y tristezas, pues con ello debemos tejer la narrativa de nuestro objeto de estudio, como conciencia de posibilidades, porque estamos obligados al respeto de aciertos y desaciertos de nuestros acompañantes que son los actores sociales. De ahí, que, desde la IAPC, se haga necesario discernir las posibilidades que nos presentan estos encuentros, donde la ética de nuestra conducta es el salvavidas al que hemos de aferrarnos para no naufragar en medio de las posibilidades de empatía y simpatía que nos deparan los actores sociales y los sujetos educativos.
He mencionado en otros textos, tanto en mis “Tribunas Pedagógicas”, como en mi libro, “Prácticas curriculares, cultura y procesos de formación” (Segunda Edición, 2012), que la realidad social curricular-formativa adquiere posibilidades nuevas al integrarse en un proyecto como es el de la Investigación Acción Participación Curricular, IAPC, porque nos proporciona ideas de la realidad educativa y social, que la asimilamos mediante conceptos (la IAPC, actores sociales, sujetos educativos, currículo, realidad social, entre otros), poniendo en escena signos, símbolos y creamos conocimiento al lado de los actores sociales. Damos a sus experiencias la posibilidad de valorar sus trayectorias para ser traducidas como conocimiento en nuestra investigación. Entonces, el investigador de la IAPC desea conocer la realidad, creando posibilidades de interacción para tal empresa y, lo hace conociendo en terreno el lugar de los encuentros. La tesis de la IAPC es que la interacción empática y simpática suscita actividades que se fundan en la construcción cultural por parte del investigador; en tal sentido, tiene la capacidad de percibir, recordar, imaginar, comparar, conceptualizar, decidir, y, además, la de ser un investigador que fuerza su placer por lo que espera hallar de esos encuentros empáticos: dándose un mirar inteligente, un aprehender inteligente, un recrear inteligente, una conversación inteligente. Utilizo el concepto de “inteligencia” como la elemental capacidad de guiar la atención del investigador curricular, para que inicie movimientos, sepa dirigir miradas, evocar recuerdos, elaborar un plan, manteniéndolo en contacto con los actores sociales. Por ello, la IAPC, más que un destino investigativo, es posibilidad de empatía transformadora. Se trata, de habilidades para investigar la cultura del contexto, lo que produce una sorprendente configuración de nuestras facultades investigativas: nuestra mirada se vuelve cultural al ser dirigida por las miradas de los otros. Entonces, aprendemos de ellos, decidimos con ellos. Nuestra atención ahora está dirigida por el estímulo de sus narrativas, porque no se puede comprender nuestra investigación sino leemos lo real existente de los imaginarios presentes en ellas.
En un momento de la dinámica del campo intelectual del currículo, hemos aprendido a decir: sí es fructífero el trabajo con los actores sociales y con los sujetos educativos, advirtiendo que es un ejercicio de construcción curricular formativo, por ejemplo, reconstruir y construir la dinámica de la convivencia escolar, para ir tras las huellas de la importancia de estos encuentros, que empujan el estímulo del investigador curricular para liberarse del tiránico dinamismo de otras metodologías o del instrumentalismo de los tecnócratas oficiales del Icfes y del MEN. La IAPC es descripción, interpretación y análisis transformador, que se inspira en los relatos que nos cuentan los actores sociales como relatos patéticos y maravillosos. En ellos asistimos como investigadores al momento glorioso en que unos actores con sus emociones, sentimientos e intereses, que los encadenan agitados a sus experiencias, son capaces de proyectar, por ejemplo, sus epistemologías locales, “este es nuestro conocimiento”. Ahora bien, con la IAPC la realidad educativa-curricular deja de ser un lleno de formatos e instrumentos estandarizantes para ser una fértil proliferación de narrativas socioculturales-educativas.
Y lo asombroso es que a partir de ese momento, investigador y actores sociales y educativos aprenden con suma rapidez. Repetiré una vez más la tesis de la IAPC: el investigador curricular con libertad compartida con los actores construye su ruta, que es ruta de comprensión y empatía creadora, que corre en paralelo con el objeto de la IAPC, cual es, la transformación social. Esta tesis se prueba en la consistencia de asistir facultado el investigador para el encuentro constructivo cultural (por ejemplo, la cultura académica, la cultura de la convivencia). La mirada del investigador, al ser penetrada por la de los actores, se convierte en una mirada cultural creadora. Y, es que la cultura siempre da más de lo que recibe, por eso, es esencialmente creadora que se da en cada una de las actividades de los encuentros. Esta mirada se une a todos los circuitos del currículo escolar. Mediante esta mirada cultural, el investigador realiza un análisis minucioso, a la que toma como representante eximia de todo conocimiento que extraemos de los datos de la realidad sociocultural y educativa de los actores. Este es lo que significa la Investigación Acción Participación Curricular, IAPC: percibir, oír, leer, escribir, analizar, transformar. Pues bien cogemos de estos encuentros lo que nos interesa para nuestro trabajo, porque nuestro ojo no es un ojo inocente, sino que está dirigido en su mira por los deseos de nuestro trabajo. Ella se revela contra la limitación que se imponga en el proceso de construcción de una determinada realidad, y esto debería darnos que pensar. La IAPC construye herramientas para ver lo invisible de los actores sociales, lo minúsculo y lo lejano en el tiempo, lo oculto y lo fugaz. El deseo de ver por el investigador curricular dirige su construir a identificar cuáles serían esos medios empáticos para vivir y valorar dichos encuentros.