Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.
Barranquilla enfrenta una alarmante crisis de seguridad derivada del incremento de homicidios y actos violentos durante 2024. Según informes recientes, el área metropolitana ha registrado un aumento del 16% en los homicidios durante el primer semestre del año, mientras que el departamento del Atlántico reportó un incremento del 89% en comparación con el mismo periodo de 2023. Estas cifras reflejan la intensificación de conflictos entre grupos delictivos que buscan controlar el territorio y fuentes de ingresos ilegales, como el microtráfico y la extorsión.
El sicariato, un método recurrente
El 86% de los homicidios en Barranquilla han sido ejecutados bajo la modalidad de sicariato, lo que resalta el nivel de organización y letalidad de las estructuras criminales. La Policía Metropolitana de Barranquilla identifica que las disputas entre bandas por el control territorial son un factor predominante. Este tipo de crímenes, perpetrados principalmente por motociclistas, se ha convertido en una amenaza constante en zonas como el suroriente y el suroccidente de la ciudad.
Análisis de expertos: Causas y efectos
El Observatorio de Seguridad Ciudadana, liderado por la Universidad del Norte, advierte que estos homicidios están relacionados con una lucha por la hegemonía criminal, en un contexto de debilitamiento de las instituciones locales para garantizar seguridad. La tasa de homicidios en Barranquilla alcanzó los 16,2 por cada 100,000 habitantes, la más alta desde 2016, superando incluso el total de homicidios registrados durante 2023. Además, se estima que si la tendencia persiste, la ciudad podría cerrar 2024 con cifras récord de violencia.
Las causas de este deterioro incluyen el crecimiento de extorsiones, el robo de tierras y una mayor intolerancia social, fenómenos que no solo afectan la percepción de seguridad, sino que también impactan la economía local y el bienestar de los ciudadanos.
Respuesta institucional: Retos y limitaciones
Las autoridades locales y la Policía Metropolitana han intensificado operativos contra las bandas criminales, pero enfrentan desafíos significativos por la falta de recursos y capacidades logísticas. Además, se han hecho llamados a la comunidad para colaborar en la identificación de personas sospechosas y denunciar el almacenamiento ilegal de armas, buscando combatir el problema desde su raíz.
En ese contexto, la violencia en Barranquilla no solo representa un desafío de orden público, sino que también evidencia una crisis estructural en la gobernabilidad del territorio. Es crucial que se implemente una estrategia integral que combine el fortalecimiento institucional, la prevención social y una efectiva política criminal para frenar esta ola de homicidios. Sin un enfoque coordinado y de largo plazo, la ciudad continuará sumida en esta preocupante espiral de violencia.
Y.A.