[EDITORIAL] El turismo, potencialidad de Barranquilla y el Atlántico

Ya era hora que se aceptara por parte de nuestros gobernantes, la importancia que tiene la actividad del turismo y que se continúe trabajando para que los atractivos de Barranquilla y del Atlántico –que no son pocos– sean incluidos en los paquetes turísticos que ofrecen las empresas promotoras de este renglón de la economía en otras zonas de Colombia.
Acogiendo conceptos e inquietudes de las distintas comunidades de esta zona caribeña, en anteriores ocasiones hicimos referencia en este mismo espacio editorial, a la importancia de buscar los medios, mecanismos y herramientas necesarios que permitan convertir al sector turístico en una de las alternativas económicas para nuestra ciudad y el departamento del Atlántico.
El sector turístico, al menos en lo que respecta a la parte gubernamental en el Atlántico, siempre había estado abandonado por décadas y los mínimos proyectos que se iniciaban fueron efímeros, rápidamente olvidados. Nunca se habían realizado inversiones de importancia como ahora y sobre todo responsables, donde no se desperdiciaran los pocos recursos que se destinaban a esta actividad, considerada como una importante fuente de empleos en otras zonas de nuestra región Caribe.
Es necesario que el sector oficial continúe trabajando mancomunadamente con el privado, para seguir catapultando el turismo en la mejor alternativa de desarrollo económico y social de Barranquilla y el Atlántico con sus municipios costeros.
Por esta razón es que sugerimos que las administraciones tanto Distrital como Departamental y los gremios deben unirse para trabajar durante todo el año –no solamente durante la temporada de Carnaval– en la que sin duda se cumplen importantes objetivos que contribuyen al crecimiento del turismo en Barranquilla y el Atlántico como una verdadera “industria sin chimenea”.
El potencial de Barranquilla y el Atlántico es inmenso y podemos decir que el solo hecho de darle la importancia turística que representa el estuario del río Magdalena, con el Gran Malecón como un ejemplo muy positivo, se constituye en un paso firme hacia el fomento del turismo en nuestra ciudad, tal como ocurre en grandes urbes del mundo, que tienen en el estuario de sus ríos una verdadera fuente de atractivos como las que hoy también existen en la Puerta de Oro de Colombia.
En LA LIBERTAD siempre habíamos insistido que el tema del turismo en Barranquilla y el Atlántico obligaba a definiciones serias e impostergables, para convertirse en uno de los destinos más preferidos de los viajeros.
Sin duda que gran parte de la culpa debe adjudicarse a los propios atlanticenses con sus autoridades de tiempos pasados, porque nunca le dieron al tema del turismo la importancia que merecía.
Esa falta de una definición política acertada se había convertido a través del tiempo en una gran pérdida de oportunidades, patentizada en el desaprovechamiento de recursos que languidecían sin la correcta utilización y en subestimar el impacto económico y laboral que tenía tan inmenso potencial en nuestra zona costera, por lo que siguen produciendo mucho optimismo los proyectos ya construidos como el Gran Malecón y otros proyectos anunciados por el alcalde Alejandro Char y el gobernador Eduardo Verano De la Rosa, en el sentido de que seguirán trabajando denodadamente por conducir a Barranquilla y al Atlántico por las sendas del fortalecimiento del turismo.
El convertir el turismo en una alternativa de desarrollo es el principal reto que debemos ponernos los barranquilleros y atlanticenses.