[EDITORIAL] La seguridad en Barranquilla, un gran reto

Foto: referencia.

No es que se quiera desconocer el significativo avance que en los últimos meses han tenido las medidas adoptadas al amparo de las políticas contra la inseguridad implementadas en Barranquilla, no es eso; al contrario, en LA LIBERTAD hemos destacado en varias oportunidades el gran alivio que estas decisiones han favorecido a la ciudadanía. En el cumplimiento de esta tarea respaldamos la labor que viene adelantando la Policía Metropolitana de Barranquilla con el General Herbert Luguy Benavidez Valderrama a la cabeza, quien ha puesto en práctica estrategias para la lucha frontal contra la inseguridad en nuestra ciudad. Empero, algo está faltando para lograr que Barranquilla sea la ciudad con mayor seguridad y donde se viva más tranquilamente en Colombia, si bien eso suena como una utopía, nuestras autoridades están dispuestas a cumplir el firme propósito de alcanzar metas a través de mecanismos más contundentes que reduzcan considerablemente las cifras de actos delincuenciales que a diario destacamos en nuestra páginas. Es menester destacar la reacción de las autoridades, en el marco de los eventos convocados para analizar los hechos delictivos que se han venido suscitando en los últimos días en nuestra ciudad, actitud que la policía debe considerar de justa, porque equivale a darle la razón a la ciudadanía que diariamente padece los rigores del incremento de la criminalidad.
Es urgente que nuestras autoridades se hagan el firme propósito de alcanzar unas metas que sin llegar a cero homicidios continúen planteando mecanismos tendientes a disminuir las cifras a su mínima expresión como lo están haciendo.
Es evidente que se debe revisar y si es posible replantear el modo como opera nuestra fuerza pública; si después de tantos años de la existencia de los CAI, de patrullajes en motocicletas, de utilizar cámaras de seguridad y de apelar al pago de recompensas a informantes –algo que ha mostrados efectos importantes– es necesaria una estrategia que comprometa más a la sociedad en la disminución de la criminalidad.
Para las autoridades debe existir claridad respecto a temas como por ejemplo: en qué lugares se registran más riñas, cuál es el origen de estas, cuántas muertes se producen, cuántos lesionados se reportan, quiénes las promueven, el tipo de arma que se utiliza, si los protagonistas actúan por estado de acaloramiento o por efectos de drogas, la edad más frecuente de las víctimas, es decir una serie de puntos claves que pueden servir para la búsqueda de una salida más adecuada a estos problemas que se traducen en inseguridad. Es importante que se sigan implementando mecanismos efectivos y creíbles, no solo en cuanto al manejo de las estadísticas sobre la seguridad, entendida esta como el reporte de los casos de asesinatos, muertes en accidentes de tránsito, lesiones personales, atracos callejeros y las capturas por distintos hechos delictivos, sino en lo relacionado con la efectividad de los planes para reducir la criminalidad en nuestra ciudad. Es por esto que se esperan los resultados anunciados; aunque también se vislumbra la urgente necesidad de reformar la aplicación de la justicia, ya que con el actual Sistema Penal Oral Acusatorio-SPOA, muchos de los delincuentes capturados están quedando en libertad a las pocas horas, pese a que la mayoría de ellos presenten antecedentes penales.