Un estudio médico confirma que la boxeadora argelina, campeona en la categoría de -66kg, presenta una condición genética que la clasifica biológicamente como masculina, generando un fuerte debate en el deporte.
Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.
El mundo del boxeo olímpico vuelve a sacudirse ante un controvertido caso. La argelina Imane Khelif, quien hace apenas tres meses se consagró campeona olímpica en la categoría de -66kg, ha regresado a los titulares tras revelarse un informe médico que indica que posee características biológicas masculinas. Esta noticia fue divulgada por el periodista francés Djaffar Ait Aoudia y ha desatado un amplio debate sobre la regulación y la equidad en el deporte femenino.
Según el informe médico, realizado en 2023 a partir de una colaboración entre el hospital Kremlin-Bicêtre en París y el hospital Mohamed Lamine Debaghine en Argel, Khelif presenta una condición genética denominada deficiencia de 5-alfa reductasa. Este trastorno del desarrollo sexual afecta exclusivamente a personas con un perfil biológico masculino y tiene un impacto notable en el desarrollo de los órganos sexuales desde el nacimiento. En estos casos, los genitales externos pueden presentar ambigüedad, lo que con frecuencia lleva a una clasificación errónea como femenina al momento de nacer, al presentar una estructura similar a una «bolsa vaginal ciega».
El informe detalla además que Khelif fue sometida a una resonancia magnética que confirmó la ausencia de útero y la presencia de testículos internos. Esta condición también está vinculada a un cariotipo XY, el cual es característico de los varones, y se evidenció que su nivel de testosterona es similar al promedio masculino. La deficiencia de 5-alfa reductasa impide que el cuerpo desarrolle características físicas externas masculinas completas, lo cual genera confusión en la identidad de género para las personas con este trastorno, llevándolas en muchos casos a creer que son mujeres debido a las particularidades en su apariencia física.
La situación de Khelif trae consigo múltiples interrogantes y reflexiones. Sin un diagnóstico clínico temprano, las personas con esta condición pueden vivir durante décadas bajo la presunción de una identidad femenina. Esto plantea un reto significativo en contextos como el del deporte, donde la categoría de género tiene un impacto directo en la competitividad y en la justicia en el rendimiento. Además, resalta la necesidad de políticas y estudios médicos previos para los atletas en competencias internacionales, ya que su clasificación puede depender de condiciones biológicas que aún generan controversia y divisiones.
El caso de Imane Khelif subraya la complejidad de los trastornos de desarrollo sexual en el ámbito deportivo y la necesidad de protocolos específicos que permitan una inclusión justa y precisa para todos los atletas. Los debates sobre el género en el deporte son cada vez más comunes y este caso pone de manifiesto que el equilibrio entre biología y equidad aún enfrenta grandes desafíos. La ciencia y la ética del deporte deberán seguir avanzando de la mano para resolver cuestiones de género de forma respetuosa, equilibrada y sin afectar el rendimiento deportivo ni la dignidad de los atletas involucrados.
Y.A.