Anuncian la desaparición de Los Costeños y la creación del Bloque de Resistencia Caribe: Un nuevo giro en el panorama del crimen organizado en la región

Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.

El 7 de noviembre de 2024, un video ampliamente difundido en redes sociales sacudió el panorama de seguridad del Caribe colombiano. En las imágenes, se observa a seis sujetos vestidos con uniformes de tipo militar, uno de los cuales toma la palabra para comunicar cambios trascendentales en la estructura de la organización criminal Los Costeños. Según el vocero, la organización ha decidido reemplazar a su líder conocido como alias Castor, quien se retira del mando, dando paso a un nuevo liderazgo encabezado por alias Comando Gonzalo.

En lo que parece ser un intento de reestructuración y expansión de sus operaciones, el vocero anunció la creación de un comité central conformado por cuatro comandantes, que trabajarán bajo la dirección de alias Comando Gonzalo. Esta nueva cúpula ha dado origen a una nueva estructura denominada el Bloque de Resistencia Caribe, que, de acuerdo con el comunicado, surge como fruto de una alianza con «hermanos de Bolívar y Sucre». La reorganización, según las palabras del portavoz, apunta a fortalecer la presencia de la organización en la región Caribe y marcar una línea de confrontación directa contra otros grupos criminales.

En el video, el representante del Bloque de Resistencia Caribe expresó su intención de enfrentar de manera frontal a organizaciones como el Clan del Golfo y Los Pepes, dos de las estructuras criminales que también operan en el Caribe y otras zonas del país. Con un tono desafiante, el portavoz declaró que lanzarán un ataque directo contra Los Pepes, quienes, según ellos, representan un obstáculo en sus objetivos estratégicos en la región.

Además de su declaración de hostilidad hacia otros grupos, el vocero hizo un llamado al Gobierno Nacional, a alcaldes y a gobernantes de la región Caribe, a quienes instaron a mostrar una «voluntad de paz». Aunque este llamado podría interpretarse como un intento de acercamiento, el mensaje también incluyó una negación explícita de cualquier actividad de extorsión como método de financiamiento o de operatividad de la nueva organización. Esto podría ser un intento de limpiar su imagen frente a la comunidad y las autoridades, en un contexto en el que la extorsión ha sido una práctica comúnmente asociada a los grupos delincuenciales en el Caribe.

El comunicado, que se presenta como un mensaje oficial de la recién formada organización, no ha pasado desapercibido para la opinión pública ni para las autoridades, quienes aún no han emitido un pronunciamiento formal sobre estos anuncios. La expectativa ahora recae en las posibles reacciones de las autoridades nacionales y locales, quienes deberán evaluar y responder ante la inminente reorganización del crimen organizado en la región y la amenaza de una posible escalada de violencia en el Caribe.

En ese contexto, la aparición de este nuevo Bloque de Resistencia Caribe y la reorganización de Los Costeños con el retiro de alias Castor evidencian una transformación significativa en el crimen organizado en la región Caribe. Estos movimientos, lejos de ser una señal de debilitamiento, pueden representar una estrategia de consolidación y expansión territorial. La alianza con actores de Bolívar y Sucre revela una intención de ampliar su influencia en el norte del país, lo cual podría derivar en un recrudecimiento de las confrontaciones armadas y en un aumento de la inseguridad para las poblaciones afectadas.

Este desarrollo plantea serios retos para el Gobierno y las fuerzas de seguridad, que deberán responder de manera ágil y coordinada para evitar una escalada de violencia en el Caribe colombiano. Además, el rechazo a las extorsiones podría ser visto como un intento de modificar su modus operandi, quizás buscando una legitimación o respaldo en ciertas comunidades. Sin embargo, la historia ha mostrado que estas organizaciones suelen actuar bajo intereses propios y su supuesta «voluntad de paz» debe ser evaluada con cautela y escepticismo. La región Caribe se enfrenta a una encrucijada de gran complejidad, en la que el fortalecimiento de instituciones y el trabajo coordinado de las fuerzas de seguridad serán clave para contener y neutralizar las amenazas emergentes.