MEDIOCRIDAD EN PASTA…

Víctor Hugo Marenco Boekhoudt, columnista.

Por: Víctor Hugo Marenco Boekhoudt.

No sé si doy para entender. Sin embargo, soy de este pensar: la masa popular cuando se aglutina, analiza en todos los medios y saca sus conclusiones, alcanza la excelencia. No es esa perorata en desuso que pontifica eso de “el pueblo es superior a sus dirigentes”. No señor, va más allá… La masa electoral, en completa libertad y sin ningún esquema de represión o menoscabo, sabe discernir cuando le mienten y cuando no. Eso es lo que pasó ayer con las elecciones en los Estados Unidos. Con el correr del tiempo, las personas a quienes les ruegan que voten por el uno o por el otro, se han percatado que las manipulan y que de alguna u otra manera, pretenden asaltarle sus sufragios a punta de engaños, encuestas falseadas y candidatos mediocres.

Eso del estado “profundo” es otra rastrería que no se la traga nadie. ¿Cuál “profundo” si a vista de todos se notaba con claridad las tetras y mansalvas en aras de sembrar el susto y torcer la elección?. ¿Cuál “profundo”?, si a simple ojo se perciben sus emanaciones, nos damos cuenta de sus astucias y terminan haciendo el ridículo cuando se les acaba el manual de instrucción. El pueblo ve con claridad la medianía, la mediocridad y la superficialidad de lo que quieren embutirle. Los demócratas se precian de ser pacíficos y cundieron el globo de guerras, hacían alardes de ser aglutinadores y buena gente, para terminar dándole el visto bueno a la masacre en Palestina. Pulularon en propuestas para regenerar el país y le dieron más importancia en contribuciones en metálico, a guerras que atrasaban el rodaje interno. ¿Acaso eso no lo veían los demás?. ¿O es que a partir del miedo creyeron que el pueblo se iba a tragar el amague?. Vuelvo y pregunto: ¿A esa baratija le quieren llamar estado “profundo” para seguir en la oscuridad y en el menoscabo?. Nada de eso: puras acciones de personas a quienes se les creció el “enano” y no saben qué hacer. Problemas de interpretación revuelto con algo peor: mediocridad operativa…

Para rematar, si usted en sus aquiescencias notaba con sus prístinos y buenos ojos que el progresismo cundía entre los demócratas, pues se equivoca. Ellos no sólo tienen intereses sino que les vale un bledo las creencias políticas y los actuares de los que viven en el patio trasero. Es que no vale la pena citar las certezas del ganador sin considerar a ciencia cierta, el desastre interno y la descoordinación en las riendas de los otros aspirantes. Una candidata lejana, mal trajeada, sin variabilidad verbal, repetitiva, con fijismos perentorios y prosaicos en sus propuestas, sin escuchar a la gente y en fin, con esa enlogación infinita de parecer ser sin embestirse con su propio yo… ¿Cómo le llama a alguien así por favor?. ¿Cómo reacciona con la gente cuando le gritaron “no más guerra” y ella dijo, entre risas diseñadas, que sólo se atenía a lo que era Gaza y Palestina. Por favor…

La gente no es tonta y los grandes medios a nivel local y mundial (como los de por aquí), en consonancia con las encuestas edulcoradas, las entrevistas editadas, la carencia de propuestas llegaderas y lisonjerías de esas vertientes, hicieron palidecer en su significancia la atribución de la mediocridad. Vean ustedes como se transmutaron en el ridículo inmediato… Por tanto, desde que tumbaron al viejo, eran bandazos por aquí y por allá, pero cuando pusieron a la otra era felicidad celeste (ya que empezó a puntear). Sin embargo, cuando la candidata empezó a manifestarse y se le notó lo de adentro, el cobre se tornó de rojizo metálico a gris verdoso opacado… Y ahí no valieron las risas plásticas, ni los señalamientos de dedos al público, ni toda esa rimbombancia acompañadas de la artistada hollywoodense. Ya era demasiado tarde, no había con qué y percátense ahora de las medianías de las encuestas, alineadas con opinadores de medio pelo y de medios que seguirán convencidos, que a punta de mentiras (puerilidades, mediocridades, rastrerismos), la gente va a tragar entero y los va a apoyar.

Vean incluso como los de por aquí gritan sus vítores de jolgorio y creen que se ha consumado el ángel vengador, destinado por la mano divina a poner de nuevo y como debe ser, a los reguladores de antaño (pobres mis labios; quieren reír pero están cuarteados). No olviden que ahora la memoria de los electores se ha convertido en pieza de bolsillo y que no bastan los gritos de los microfonistas de vieja data. Hay que buscar buenos candidatos, con solidez opinacional, con sinceridad política, con trayectoria comprobable y conectividad con los electores. A pesar de todo, es contundente el marcaje que la mediocridad ha lastrado en la política del mundo, cuando los medios de comunicación han creído que al adobarla, es una mercancía transable y lacónica como las demás. A fin de cuentas, en nuestro redil, los medios se pliegan ante la pauta publicitaria, como el esclavo que consentía el golpe de látigo, como una buena manera de aprender las cosas. Sin lugar a dudas y no extendiéndonos tanto, lo mediocre hiede, te pudre las yemas y hasta el corazón…