Donald Trump ha sido elegido por segunda vez como presidente de Estados Unidos, tras una apretada contienda electoral en la que derrotó a la actual vicepresidenta Kamala Harris. Con la victoria, Trump alcanza los 277 votos electorales, superando a Harris, quien se quedó con 224 votos a falta de algunos estados por confirmar.
La carrera electoral, marcada por una polarización profunda, culminó con un resultado contundente en estados clave como Wisconsin, donde Trump se llevó los 10 votos electorales, una victoria crucial para asegurar su reelección. Este resultado es el reflejo del sistema del Colegio Electoral de EE.UU., que asigna delegados a cada estado según su población. En este sistema, el candidato que obtiene la mayoría de los votos electorales, 270 o más, gana las elecciones.


Durante su discurso en Palm Beach, Florida, Trump celebró la victoria ante sus seguidores y subrayó el momento histórico, afirmando: «Hemos hecho historia. Vamos a ayudar a nuestro país a sanar. Tenemos un país que necesita ayuda y la necesita con urgencia. Vamos a arreglar nuestras fronteras». En su intervención, el presidente electo destacó su compromiso con la seguridad nacional y su promesa de hacer frente a la inmigración irregular, un tema central durante toda su campaña.
Promesas de campaña: mano dura contra la inmigración y el fortalecimiento de la frontera
Uno de los puntos clave de la campaña de Trump fue la promesa de adoptar una postura más dura contra la inmigración ilegal, repitiendo sus llamados a expulsar a los migrantes en situación irregular, a quienes describió de forma despectiva. «Vamos a sellar nuestra frontera con México. El día de la victoria será el de la liberación», declaró, reafirmando su compromiso de imponer controles más estrictos sobre la inmigración.
Además, el candidato republicano logró algo que parecía imposible: arrebató el control del Senado a los demócratas, un golpe significativo para la administración Biden y un paso decisivo para el Partido Republicano. Trump incluso se vanagloriaba de haber ganado el voto popular, lo que, de confirmarse, sería la primera vez en dos décadas que un republicano conquista esta cifra.

Un triunfo que llega tras una campaña atípica
La campaña de Trump no estuvo exenta de dificultades. En los últimos meses, fue víctima de dos intentos de asesinato que generaron una ola de preocupación, pero también demostraron la polarización que ha marcado su figura desde su ascenso a la política estadounidense. No obstante, su estilo directo y su capacidad para conectar con la clase trabajadora y las zonas rurales, desilusionadas con las élites políticas de Washington, han sido factores clave para su regreso a la Casa Blanca.
A sus 78 años, Trump se convierte en el primer presidente estadounidense con una condena penal, además de contar con cuatro inculpaciones pendientes. Su segundo mandato, que será el primero no consecutivo desde 1893, se perfila como un período de gran tensión política y social en el país.
Un apoyo inquebrantable entre sus seguidores
El ambiente de celebración se vivió intensamente entre sus seguidores. En el mitin donde Trump pronunció su discurso de victoria, decenas de personas se unieron al festejo, destacando la presencia de Ted Saranvis, un hombre de 68 años, quien expresó su emoción al ver lo que consideró «la mayor historia política de la historia del país».
«Es un momento increíble, no solo para nuestro país, sino para el mundo entero», comentó Saranvis, mientras otros se unían al entusiasmo de la multitud.
Reacciones divididas y un futuro incierto
Mientras que millones celebran su regreso a la Casa Blanca, otros se sienten desencantados y preocupados por el futuro del país bajo un nuevo mandato de Trump. La división política que caracteriza a Estados Unidos desde su llegada al poder parece intensificarse, dejando entrever un panorama incierto para los próximos años.
Con el apoyo de su base, Trump está listo para asumir nuevamente las riendas de la nación, mientras la oposición se prepara para hacer frente a lo que muchos consideran un regreso turbulento al poder. Lo que está claro es que el regreso de Donald Trump marca un capítulo nuevo en la historia de Estados Unidos, cargado de desafíos y promesas que, como siempre, dividen a la nación.