Aumentan las tensiones en el Catatumbo tras el asesinato de otro soldado en Norte de Santander

ELN.


La situación de seguridad en Norte de Santander se complica cada vez más. Este miércoles, en un ataque atribuido al Ejército de Liberación Nacional (ELN), el soldado Jean Carlos Giraldos perdió la vida al ser alcanzado por un disparo de francotirador en el municipio de El Carmen, una zona rural del conflictivo Catatumbo.

El ataque tuvo lugar en las cercanías de la base militar Chapinero, donde las tropas colombianas patrullaban como parte de los operativos de seguridad de la región. Pese a los esfuerzos médicos de sus compañeros, Giraldos murió en el lugar debido a la gravedad de sus heridas.

Este hecho ha aumentado la preocupación en la región, pues se suma a la muerte del soldado Jorge Torres Sierra, ocurrida un día antes en circunstancias similares y en la misma área. Estos ataques ponen en evidencia el incremento de las actividades hostiles del ELN en una región marcada por la pobreza y el abandono estatal.


El municipio de El Carmen forma parte del Catatumbo, una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado y el narcotráfico en Colombia. Además de El Carmen, esta zona incluye municipios como Tibú, Convención, Hacarí y El Tarra, todos con un historial de violencia y desplazamiento forzado. Estos ataques recientes confirman que el ELN mantiene una presencia activa en esta área y que las autoridades tienen dificultades para asegurar el control.

RESPUESTA DEL EJÉRCITO Y ACCIONES FUTURAS


Tras este nuevo ataque, el Ejército Nacional ha comunicado que mantendrá operativos en la región para intentar frenar las acciones del ELN. Sin embargo, las operaciones en esta región montañosa y de difícil acceso representan un reto importante para las tropas colombianas, que también enfrentan las limitaciones propias de una región fronteriza y con alta presencia de cultivos ilícitos.

NEGOCIACIONES Y ESCENARIO DE PAZ
Mientras los ataques continúan en el terreno, representantes del Gobierno y del ELN llevan a cabo conversaciones en Venezuela con el fin de retomar el diálogo de paz. Las tensiones, no obstante, aumentan en las comunidades afectadas, donde los habitantes expresan su miedo y desconfianza en la posibilidad de una paz duradera. Las expectativas de avance en las negociaciones siguen siendo inciertas, ya que este tipo de ataques refuerza el escepticismo y dificulta el proceso de reconciliación en el país.

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