Salud del Magisterio: a 6 meses de un ‘cambio de 360 grados’

Por: Alberto Ortiz Saldarriaga

El pasado viernes 1 de noviembre se cumplieron exactamente 6 meses de la implementación del que ya hoy muchos no quieren llamar por vergüenza «Nuevo Modelo de Salud del Magisterio» y aunque desde entonces han existido algunos avances que no pueden dejar de reconocerse, aún estamos muy lejos de tener lo que los maestros y sus familias quieren, necesitan y se merecen en materia de atención en salud.

Desde cuando se le puso el ‘cascabel al gato’ (que nadie se atrevía a poner) y se efectuaron no solo una serie de denuncias mediáticas sobre las deficiencias en la atención que conllevaron a la realización de un paro de 48 horas y a la posterior apertura de una conversación directa, abierta y constructiva con el entonces Viceministro de Educación, ÓSCAR SÁNCHEZ, donde se le expusieron las bases de lo que a nuestro juicio debían ser los servicios médicos de los maestros, poco se ha avanzado en la dirección correcta.

Más tarde que temprano al único funcionario del gobierno nacional que tuvo la disposición de trasladarse al territorio a escuchar, a quienes actuábamos en representación del magisterio como presidentes de ADEA y ADEBA, se le separó de la atención y dirección delegada del FOMAG y del tema salud del magisterio por esa suerte de intereses ocultos y poderosos que tras bambalinas mueven hilos y hasta ‘cortan cabezas’.

De esta manera, la delicada tarea de liderar el intento de dignificar la salud del magisterio (desde la dirección misma del MEN y del FOMAG) resultó reasumida por la segunda persona a la que en menos de 2 años se le encomendó la conducción del Ministerio de Educación, desde la repetición del error de concebir que tal cartera no es la más importante para un verdadero proceso de cambio y que, además, le puede ser asignada (como cuota o contraprestación burocrática) a cualquiera que se atreva sobre la marcha a llegar a aprender, a improvisar y a intentar timonear algo tan complejo desde la simpleza del ensayo – error.

AURORA VERGARA, al igual que el otro nefasto que la antecedió en el cargo, no dio la talla y las ideas de una atención nacional fundada en la prevención (1); facilitada desde la construcción de una historia clínica única interoperativa (2); de llevar la atención a escuelas y casas de los maestros (3); de garantizar una verdadera libertad de escogencia (4); de cambiar el perverso pago por cápita a pago por eventos (5), bajo fuertes procesos de control que evitaran la opacidad de la información, así como la posibilidad de participación del sector público (6), desde la inversión para su repotenciación, quedaron extraviadas entre incapacidades y sucumbieron ante los bajos intereses mercantiles de siempre.

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De esta forma todo cambió, pero solo en apariencia, para que nada en esencia realmente cambiara, más allá de la construcción de una frondosa, costosa e inoperante burocracia territorial, que a la par de un inexistente estudio de viabilidad financiera del modelo y de una contratación indiscriminada cuyo monto aún se desconoce y no se paga, amenazan con agotar en un marco de mediano plazo, los finitos recursos del Fondo Nacional de Prestaciones del Magisterio, con el agravante de que el mismo no solo es el encargado de garantizar salud a los maestros y sus familias sino también sus pensiones y cesantías.

Lo cierto de todo es que la persistencia en el Pago por Cápita (PPC) en el primer nivel como el Pago Global Prospectivo (PGP) en niveles superiores, así como el direccionamiento a dedo hacia determinados prestadores, por parte de los nuevos ‘zares’ y ‘zarinas’ del FOMAG, continúan atentando contra la libertad de escogencia, contra la calidad de la atención y fortaleciendo intereses particulares para los que la salud, a pesar de los escándalos, sigue siendo impunemente el más rentable de los negocios a costa de la salud y la vida de los ciudadanos.

No hay que ocultar que, con la llegada de un tercer nuevo ministro de educación en apenas la mitad del período de gobierno, existían grandes expectativas de que por lo menos el destape de ollas y de cajas de Pandora se repitiera de la manera a como se hizo en la SAE. No obstante, esa posibilidad cada día se diluye más en un Ministerio en el que el statu quo y el olvido devoran las buenas intenciones de la misma manera como la selva devora pueblos que alguna vez existieron y sucumben bajo la maleza.

Mientras todo ello ocurre, funcionarios que si escuchan y se interesan y comprometen por la búsqueda de solución de fondo a los problemas son separados de responsabilidades y cargos como piezas o fusibles reemplazables, sin importar que con ellos se pierdan voluntades, experiencias y posibilidades de un cambio que no puede ni debe confundirse con inestabilidad y mucho menos con improvisaciones y una permanente y constante remoción de quienes hacen bien la tarea (solo para satisfacer intereses políticos), aunque ello implique el partir nuevamente de cero o el ‘corsi e ricorsi´ que poco a poco revive y deja intactos vicios como la tan cuestionada integración vertical.