Por: Reynaldo Mora Mora
El pasado 31 de octubre, primero y dos del presente mes de noviembre, la Universidad del Atlántico dio apertura inaugural a la X Cohorte del Doctorado en Ciencias de la Educación-Rudecolombia, permitiendo a docentes de los distintos niveles educativos de la región Caribe iniciar la búsqueda con anhelo del néctar de una formación en investigación de la más alta calidad, para cumplir sus sueños y anhelos, donde nuestro Programa pone de manifiesto lo que reza su Misión: dar el sentido de lo que cada doctorando pretende en este proceso, como proyecto de vida. Nuestro Doctorado, reconocido por el MEN como de alta calidad, permite y supone procesos para dar cuenta del sentido de las realizaciones de docentes y estudiantes, con un atreverse valientemente a abordar la realidad educativa, trayéndola al campo de la investigación. Por ello, concebimos la investigación doctoral, no como un código cultural formativo estático, sino como un sistema de signos que docentes y estudiantes codifican y descodifican en sus procesos formativos. Por lo tanto, la investigación desde sus proyectos de tesis son el medio imprescindible para la comunicación formativa, para que cada uno de ellos sea un código cultural riquísimo y abigarrado mosaico entreverado de diferentes saberes para hacer más plausible su formación doctoral.
Es así, que, desde diferentes disciplinas y profesiones, el Doctorado se ha engalanado con quince doctorandos: Priscila Goenaga Caro, Ariel Mora Ortiz, Ernesto Cantillo Guerrero, Isaac Romero Palacio, Augusto Olivera Mejía, Martha Mejía Yepes, Aleida Visbal Mackenzie, Juana Fontalvo García, Isolina Majul Martínez, Esteban Zabala, Rafael Linero, Mireya Vergel Ruíz, Julio Mendoza Soto, Carol Valenzuela, Heiner Muñoz Alfonso, a quienes nuestro Rector, el Doctor Danilo Hernández Rodríguez, apoyo incondicional para el fortalecimiento del Programa los recibe con alegrías académicas, por todo lo que implica la Universidad del Atlántico en los procesos investigativos comprometidos con la región Caribe desde la educación. A todos ellos, como director les doy una efusiva bienvenida.
La formación en el Doctorado en Ciencias de la Educación, tiene como uno de sus fines la mejora de la educación pública, lo que significa darles alternativas a nuestros estudiantes en la iniciativa estratégica progresista con la que se conseguirán simultáneamente los objetivos del Programa y los de cada uno de ellos. Se trata, de privilegiar esta importante masa crítica representados en estos quince estudiantes. Con esta iniciativa de la Red estatal, RudeColombia y de la Universidad del Atlántico, toda la comunidad doctoral se unirá para el acompañamiento a los proyectos de vida de cada uno ellos. Integrarse a nuestro Doctorado es una inversión estratégica en la mira de ser cada día más y mejor. Esta estrategia efectiva ha iniciado con un preclaro Seminario, titulado, “El concepto de formación en la formación de doctores” desarrollado por el Doctor Humberto Quiceno Castrillón, docente invitado, procedente de la Universidad del Valle, quien puso en práctica actividades habituales como, fortalecer los lazos investigativos desde los saberes disciplinares, fortalecimiento de la buena lectura y escritura. Así, se empezó a configurar la vida cotidiana en estos tres días de la formación doctoral.
Con la exaltación que le hace esta Cohorte al Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico, la región Caribe con sus instituciones educativas, tenemos, que cada estudiante se convierte en la piedra angular para los procesos de transformación que demanda la educación: en tal sentido, este Programa es el lugar preferencial para articular las iniciativas investigativas a los distintos contextos sociales y culturales. Por eso, son importantes las construcciones de los proyectos de tesis, como pactos o contratos formativos pensando la región desde sus respectivas investigaciones. También es en esta escala que ellos como futuros doctores influirán decididamente en los procesos de enseñanza y aprendizaje con excelencia. Entonces, el redescubrimiento de la región con sus localidades como preocupación curricular doctoral anticipa la idea de que cada trabajo de tesis se convierte como un actor social formativo de gran importancia para las décadas venideras. Esto implica que debemos desde el Programa reforzar nuestro compromiso con las problemáticas regionales y nacionales en materia educativa, desarrollando investigaciones curriculares, didácticas, pedagógicas, evaluativas y formativas que permitan de la mejor manera posible una educación, lo más humana posible.
Por ello, siempre el estudiante de nuestro Doctorado deberá realizar un análisis filosófico a la política pública, porque nos parece que es el arma de fuego que usarán los futuros doctores para potenciar la mente crítica frente a los graves problema de la educación y la sociedad. Creemos que este es un elemento muy importante de los actuales problemas educativos, por ejemplo, para construir una Política Pública en Educación, que, para el grupo selecto de estudiantes, este es el tema que debe ocupar sus mentes como investigadores críticos. Hallar soluciones a los más variados problemas que cada uno de ellos desarrollará supone comprender cuáles son sus raíces. Por ello, un análisis filosófico-curricular de la política educativa actual, nos lleva a relacionarla con sus preocupaciones investigativas. Es deber y poder en cada uno de los integrantes de esta Cohorte encaminar sus pasos, es decir, ¿cómo poder generar nuevos conocimientos fuertes? ¿Cómo desarrollarlos y fortalecerlos desde los proyectos de tesis? ¿Qué intereses investigativos configura cada proyecto? ¿Qué papel juegan los seminarios doctorales en estos procesos investigativos?
El Programa cuenta con líneas de investigación que se constituyen en nichos de conversación entre docentes y directores de tesis, porque el trabajo de tesis es la meta dorada de cada estudiante. Por ello, todo lo que destila cada proyecto debe ser para impulsar entre los estudiantes saber investigar, lo que determina su verdadera formación con autonomía. Todo debe ser leído, escrito, enseñado y aprendido con placer, por ser el elemento más humano, el goce por sí mismo desde el aprendizaje. Esta relación de goce placentero es la fuerza que asegura y eleva el espíritu del estudiante-futuro doctor a contar con un conjunto de capacidades, que en esta formación se cultivarán en profundidad, como es el caso de la investigación. Se trata, de la democratización de esta imagen del goce, del placer del enseñar y el aprender, favorecido por la investigación como beneficio de contar con doctores comprometidos con la transformación de la educación: es una comunidad que investigación, lo que nos pone de manifiesto su extensión, así como su fuerza, por ejemplo, para desarrollar y fortalecer esta mentalidad en cada doctorando. Es la popularidad de la imagen de un futuro esperanzador, donde la autonomía alcanzada por cada uno de ellos, es a su vez, el ideal del buen ciudadano, que es un ideal democrático, generosamente dado y compartido con la Misión de nuestro Doctorado.
En últimas, el inicio del Doctorado en Ciencias de la Educación con esta pléyade de profesionales, es un ensayo formativo-investigativo, que debemos ligarlo al concepto de “Proyecto de Vida” de cada uno de ellos en sus deseos por materializar sueños y esperanzas: es el mensaje portador de esta Cohorte, en especial, para la Dirección Nacional, a cargo de la Doctora Consuelo Orozco Giraldo, y la Dirección Académica, que tengo el honor de ostentar, entonces, para ambas direcciones, es un elemento de complacencia y un claro compromiso con cada estudiante, con un único relato que se funda en que somos una comunidad investigativa para favorecer los proyectos de los doctorandos. Es decir, todo lo hacemos descansar en los frutos del esfuerzo conjunto entre estudiantes, docentes y la Dirección Académica del Programa para que todo lo que se haga sea encaminado a ese único logro, porque ello empodera sus proyectos de vida con excelencia.