El día en que aterrizó un avión sobre la playa principal de la bahía de Santa Marta

Por: Álvaro Cotes Córdoba

En 1978, yo tenía 18 años, estudiaba 5° de bachillerato en el colegio Liceo Celedón y por lo tanto ni en sueño era periodista, pero eso sí, jugaba a fútbol en Pescaíto y en todos los barrios donde había canchas e incluso hasta en la del corregimiento de Minca, la única en el mundo que quedaba sobre una pendiente.

Un día sábado del mes de octubre de ese año, como solía suceder, para matar el tiempo y aprovechar el único día de libertinaje en la semana, fui con los mismos amigos con quienes siempre andaba en mi juventud, a echarnos un baño en el mar, frente a la bahía y a la cual, para ese entonces, le habían invertido una millonada de pesos en la ampliación de su playa, con una draga traída directamente desde la China en el oriente extremo.

El enorme barco fondeado a unos 500 metros de la playa, había extraído del fondo marino gran cantidad de arena y la había arrojado después a la orilla en otra gran cantidad, de modo que la había recuperado al doble, es decir, unos 30 metros de ancho, por lo que frecuentábamos llevar una pelota de caucho muy de moda por ese tiempo y a la cual llamábamos pelota de letras, porque poseía letras en alto relieve o como se conoce hoy en día, en 3D y nos poníamos a jugar al balompié sobre aquella ampliada playa de ensueño, hoy desaparecida por el capricho de unos cuantos ricos que se empecinaron en construir una marina en medio de la antigua bahía “La Perla de América”, para estacionar sus lujosos yates costosísimos, también de ensueños, cerca de sus oficinas.

Eran como las 6:00 de la mañana y el Sol detrás de la Sierra Nevada comenzaba a asomarse. Sus primeros rayos sublimes iluminaban a Santa Marta y a ejercer presencia por millonésima vez sobre la ya Cuadrigentésima quincuagésima urbe. Santa Marta ya había cumplido 450 años, 36 meses antes.

Sin embargo, para nuestras sorpresas, esa mañana no pudimos ni siquiera cabecear la pelota de caucho, porque encontramos en la otrora hermosa playa samaria algo inesperado, inaudito e increíble: Una avioneta bimotor atravesada sobre la tierna arena. Nunca jamás se había visto semejante cosa en la bahía samaria…

En una próxima entrega, daré a conocer por qué estaba ahí esa avioneta bimotor.