Noruega destaca acuerdo de paz en Colombia como ejemplo para el mundo

En el centro de memoria paz y reconciliación se realizó la conmemoración de los 7 años de la firma del acuerdo de paz con la guerrillera de las FARC.

El ministro de Exteriores de Noruega, Espen Barth Eide, ha resaltado nuevamente el valor del acuerdo de paz firmado en 2016 entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), señalándolo como un “modelo” que debe ser emulado en otras partes del mundo. En un comunicado emitido este viernes, Eide destacó que “a pesar de muchos retos, el acuerdo de paz de 2016 debe considerarse todavía como un modelo para los acuerdos de paz en todo el mundo”.

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En el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación se conmemoraron siete años de la firma del acuerdo de paz con las FARC. Al evento asistieron figuras como el expresidente y Nobel de Paz Juan Manuel Santos, el presidente del Partido Comunes, Rodrigo Londoño, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y el expresidente Ernesto Samper, entre otros. // Foto: Captura de pantalla.

El diplomático noruego enfatizó la importancia de este acuerdo, que marcó el fin de más de cinco décadas de conflicto armado en Colombia, y cuyos elementos de reconciliación e inclusión son de gran relevancia en los contextos de paz actuales. Como parte de la conmemoración de los ocho años de este hito histórico, Eide se reunirá el próximo lunes en Oslo con su homólogo colombiano, Luis Gilberto Murillo, en un evento que tendrá lugar en el Instituto Nobel. A esta ceremonia también asistirán figuras clave en el proceso de paz colombiano, como el exlíder de las FARC Rodrigo Londoño, así como representantes de Cuba, la ONU y de sectores de la sociedad civil.

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El entonces presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez (Timochenko), se estrechan la mano durante la segunda firma del acuerdo de paz en el Teatro Colón de Bogotá el 24 de noviembre de 2016. El nuevo pacto, impulsado por la necesidad de mantener el alto el fuego, fue enviado directamente al Congreso para su ratificación. // Foto: Captura de pantalla.

Noruega, junto con Cuba, fue uno de los principales garantes del proceso de paz. La formalización de las conversaciones se realizó en octubre de 2012 en la capital noruega, aunque las negociaciones se llevaron a cabo principalmente en La Habana. Desde un inicio, el rol de Noruega fue decisivo en la facilitación y acompañamiento del diálogo, brindando apoyo para que el proceso contara con una base incluyente, donde las víctimas del conflicto y representantes de minorías jugaron un papel fundamental. Eide subrayó que Noruega es un “socio a largo plazo” para Colombia y que, a lo largo de los años, ha respaldado iniciativas centradas en derechos humanos, igualdad, justicia y la reinserción de antiguos guerrilleros.

Para Eide, el acuerdo de paz de Colombia simboliza la importancia de contar con una voluntad política sólida y procesos participativos que no solo busquen la resolución de conflictos, sino que también trabajen para afrontar las causas estructurales de estos, tales como la pobreza y la desigualdad. “El mundo tiene mucho que aprender del proceso de paz en Colombia. Nunca este tipo de experiencias han sido más relevantes que ahora. El acuerdo de paz muestra la importancia que tienen la voluntad política, los procesos incluyentes y afrontar la pobreza y la desigualdad para crear paz”, señaló el funcionario noruego.

El acuerdo de paz colombiano también recibió el reconocimiento global en su momento, cuando el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, fue distinguido con el Premio Nobel de la Paz en 2016, el mismo año de la firma del acuerdo. Este galardón, otorgado por el Comité Nobel noruego, subrayó el mérito de un proceso que en su esencia buscaba la reconciliación de una nación y el restablecimiento de la paz en sus territorios.

Finalmente, el respaldo que Noruega continúa ofreciendo a Colombia en su camino hacia la paz es un reflejo del compromiso de esta nación escandinava con la resolución pacífica de los conflictos. Este proceso ha mostrado que los acuerdos de paz que logran el éxito se caracterizan por una base incluyente, en la que todos los sectores sociales participan activamente, asegurando que la paz sea duradera y que las desigualdades estructurales no alimenten nuevos ciclos de violencia.

La experiencia colombiana se convierte así en una lección global sobre la importancia de abordar las causas profundas de los conflictos, buscando la paz no solo como un fin, sino como un proceso de transformación social.