«Nos quitaron los Panamericanos, y ahora quieren sacar a la Selección»: Jaime Pumarejo defiende a Barranquilla

La controversia sigue creciendo en Barranquilla tras la propuesta del Ministerio del Deporte de que la Selección Colombia juegue en varias ciudades del país en lugar de hacerlo exclusivamente en la capital del Atlántico. La iniciativa ha generado respuestas de figuras clave de la ciudad, quienes defienden con fuerza a Barranquilla como sede. Entre ellos, el exalcalde Jaime Pumarejo y el representante a la Cámara Agmeth Escaf, quienes no tardaron en expresar su desacuerdo y preocupación.

La ministra de Deporte, Luz Cristina López, se pronunció públicamente a favor de una «gira» de la Selección por el territorio nacional. «¿Y si revisamos el sistema para que unos pocos no se queden con la que debería ser de acceso para todos los hinchas que amamos a nuestro equipo?», comentó la ministra en sus redes sociales, añadiendo: «Hago un llamado a la @FCF_Oficial para que pongamos de gira a la Selección por todo el país». Su mensaje busca incluir a más regiones en la experiencia de ver jugar a la Selección, pero causó indignación en varios sectores barranquilleros.

Reacciones locales en defensa de Barranquilla

Uno de los primeros en responder fue Agmeth Escaf, representante a la Cámara por el Atlántico y miembro del movimiento Pacto Histórico. Escaf manifestó enérgicamente su rechazo a la propuesta, afirmando que espera que la idea de quitarle la sede a Barranquilla sea solo un rumor sin fundamentos. «Espero que lo de quitarle la sede a Barranquilla sea un bulo. Ya bastante nos afectó @MinDeporteCol con el indefendible episodio por el que perdimos los Panamericanos como para que ahora se metan con algo tan sagrado para los barranquilleros. Defenderé a mi ciudad, cuenten con ello», escribió Escaf en X (anteriormente Twitter).

Por su parte, Jaime Pumarejo, quien fue alcalde de Barranquilla durante la época en que Colombia competía para ser sede de los Juegos Panamericanos, también alzó su voz en contra de la medida. A través de un video publicado en redes sociales, expresó su indignación de manera directa: «No les gusta que la Selección lleve varios años jugando en Barranquilla, ¿por qué no revisamos que llevan 220 años con los ministerios y el sector judicial en una misma ciudad? ¿Por qué no mandan ministerios o cortes a otras regiones?», cuestionó Pumarejo, añadiendo que, al parecer, «desde Bogotá buscan quitarnos la Casa de la Selección, así como nos quitaron los Panamericanos».

Cabe recordar que, durante su mandato, Pumarejo fue uno de los principales defensores de la candidatura de Barranquilla para los Juegos Panamericanos, y llegó a posar junto a la exministra de Deporte Astrid Rodríguez con la bandera panamericana en Santiago, Chile. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, Colombia perdió la sede de este evento deportivo. «Ya nos quitaron los Panamericanos y ahora nos quieren quitar a la Selección Colombia. Estamos jodidos», fue su contundente respuesta.

Así las cosas, la controversia en torno a la posible rotación de la sede de la Selección Colombia no es solo un debate deportivo; es también una cuestión de identidad regional y patriotismo barranquillero. Para los habitantes de Barranquilla, tener la sede de la Selección en su ciudad es un símbolo de orgullo y una oportunidad para el crecimiento económico local, gracias al turismo y los eventos que se generan alrededor de cada partido. La reacción de figuras públicas como Pumarejo y Escaf refleja una preocupación legítima por preservar un espacio que sienten como propio y que representa un punto de conexión entre los barranquilleros y el resto del país.

Por otro lado, la postura del Ministerio del Deporte apunta a una democratización del acceso a la Selección Colombia en diferentes regiones del país. Sin embargo, esta propuesta despierta interrogantes sobre la viabilidad y el impacto de dividir la sede en términos logísticos, de tradición y de apoyo local, factores que en Barranquilla han demostrado un compromiso excepcional con la Selección Nacional.

Al final, el dilema está en lograr un equilibrio entre una distribución más equitativa y mantener una sede que ya cuenta con infraestructura, tradición y un público entusiasta. La decisión final probablemente traerá repercusiones en la manera en que se percibe la relación entre la capital y las regiones, así como en la manera en que se construye el sentimiento de pertenencia hacia la Selección.