Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: (Daniel 12-1)
Por: José Gabriel Coley Filósofo Uniatlántico – PepeComenta

Un ángel nos hizo pecar. Habíamos sido hechos a imagen y semejanza de Dios y todo lo que de Él emana es bueno, pero sucumbimos ante la tentación de obtener conocimiento para diferenciar el bien del mal. Compartimos con el filósofo Wilhelm Reich el análisis de no entender en qué consistió la esencia de ese pecado y menos el castigo, la condena a muerte: “Volverás a la tierra de la fuiste formado,pues fuiste hecho del polvo y al polvo volverás” (Gen, 2,17).
Según Isaías, Lucifer era un ángel querubín, el más hermoso, el más brillante, el portador de luz e inteligencia, el preferido de Dios, pero era segundo. Por ello lideró una rebelión para ser el primero (¿Quién no desea serlo?), pero fracasó y fue arrojado por Dios al infierno y despojado de su belleza y su luz y su nombre; ahora será Satán, que significa “el adversario”, un ángel caído, igual que nosotros.
Para los católicos, los ángeles son seres de luz cercanos a Dios y se representan como criaturas divinas de figura humana, facciones finas y sin género definido, pero con dos alas enormes que se prolongan desde sus omoplatos, como las
aves. Es decir, son hexápodos (seis extremidades).
Sin embargo los anatomistas consideran que, aunque así fueran, por mucho que quieran las alas de un ‘ángel’
jamás podrán izar el peso de un hombre.
Es evidente que se trata de una fantasía de teriomorfismo, que consiste en transmutar al hombre en animal de manera completa o parcial (como los minotauros, las sirenas, las esfinges, etc.), en este caso una fusión con un ave.
Antes de los hebreos hubo creencia en los ángeles entre los hindúes, los persas y por supuesto entre los griegos, lo que indicaría sincretismo religioso en la Biblia, igual que con el diluvio, las lluvias de fuego y azufre, los milagros, etc.

Pero hoy es el día de los angelitos y aceptemos, en gracia a su día, que los veamos volando junto a las nubes en el cielo, tocando cítaras y entonando bellos coros, siempre que hubiesen muerto cuando niños pero bautizados.
Si no estarán en el limbo, pero igual, flotando. No sabemos si es igual pero es lo mismo. Y suponemos que también las angelitas, las niñitas muertas, de las cuales nunca se habla.
A propósito, ¿Cuál será el femenino de ángel? ¿Ángela, Angélica o Angelina?
De todas maneras los ángeles (buenos y malos) siguen siendo seres fascinantes.
Desde Gabriel, el que le anunció a María la concepción de Dios-padre en su vientre, hasta el propio príncipe de las tinieblas cuya inteligencia continúa intacta a través de los siglos y los siglos; a tal punto que ha logrado convencer a la gente de
que él no existe, dicen los que no lo han visto.
Antes de terminar esta nota, se hace necesario agregar que para el santoral católico también hoy es el día de todos los santos.
Esta festividad fue instituída hace más de mil años el mismo 1 de noviembre por el papa Gregorio IV (año 835),en plena Edad media, para contrarrestar la noche anterior de Halloween.
Las leyendas cuentan que en las reuniones de los aquelarres de los 31 de octubre era llevado al prado donde se celebraban, un macho cabrío y que a la media noche Satán se introducía en él; entonces después de abundantes bebidas embriagantes, pócimas y sortilegios se inducía a las brujas a que lo adoraran
llegando incluso a copular con el animal.
Por ello la iglesia buscó la manera de santificar el día siguiente para ahuyentar los demonios, purificar el ambiente y
preparar el advenimiento del 2 de noviembre, fecha de los fieles difuntos, para buscar su descanso en paz y su reencuentro con Dios, repetimos nosotros, sin ser crédulos ni creyentes.