En un giro significativo en las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Brasil, el Gobierno venezolano ha decidido convocar a consultas a su embajador en Brasilia, Manuel Vedell. Esta medida surge tras declaraciones del asesor especial del presidente brasileño, Celso Amorim, quien afirmó que las elecciones presidenciales de julio no cumplieron con los estándares de transparencia necesarios para reconocer la victoria de Nicolás Maduro.
La Cancillería venezolana emitió un comunicado en el que expresa su «total repudio» a lo que considera comentarios «injerencistas y groseros» por parte de representantes del Gobierno brasileño. Este acontecimiento se produce en un contexto de creciente tensión diplomática, exacerbada por el reciente veto de Brasil que excluyó a Venezuela de la cumbre de los BRICS en Kazán, Rusia.
Amorim, en sus declaraciones, subrayó que Brasil ha adoptado un enfoque basado en la «defensa de la democracia» y la «resolución pacífica de controversias». Sin embargo, el Gobierno de Maduro considera que estas acciones son una violación de la soberanía venezolana y una manifestación de una política antilatinoamericana.
La respuesta de Venezuela incluye la posibilidad de tomar medidas adicionales en el ámbito de su política exterior, buscando salvaguardar su representación y colaboración en foros multilaterales. El ministro de Exteriores, Yván Gil, ha mantenido un encuentro con un representante brasileño para expresar formalmente el rechazo a estas acciones.
Desde febrero de este año, las relaciones diplomáticas entre Brasil y Venezuela habían mejorado, destacándose el nombramiento de Glivânia Maria de Oliveira como nueva embajadora brasileña. Sin embargo, la actual crisis pone en riesgo este avance, dejando en suspenso el futuro de la colaboración entre ambas naciones.
