¿Presupuesto 2025 para Santa Marta o para la Alcaldía? Millonario «pupitrazo» del Concejo prioriza la burocracia sobre necesidades urgentes de la ciudad

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En un encendido debate que refleja el tenso ambiente en el Concejo Distrital de Santa Marta, el presupuesto de la ciudad para el año 2025, de 1.5 billones de pesos, fue aprobado de manera express o «a pupitrazo» por 17 concejales, dejando en evidencia la profunda división que existe en el recinto sobre la destinación de estos recursos. Esta aprobación se dio el martes 29 de octubre, con una notable polémica por la falta de un análisis detallado y la ausencia de debate exhaustivo en el cual se pudiera evaluar el impacto y la prioridad de las inversiones propuestas.

El concejal Miguel Martínez Olano, conocido como el «Mono» Martínez, fue uno de los más críticos durante la sesión, señalando que partidas clave, como el saneamiento básico, apenas cuentan con 24 mil millones de pesos, monto insuficiente para resolver las necesidades urgentes de la ciudad, mientras que 200 mil millones se destinaron para educación. Sin embargo, estas cifras contrastan con los 615 mil millones de pesos asignados al funcionamiento de la Alcaldía Distrital, presupuesto que Martínez considera excesivo. «Se iba a aprobar el presupuesto así, a pupitrazos, sin hacer el debate, obligándolos a leer articulado porque el primer debate, Pedro Gómez dijo que no leyeran el articulado para que el pueblo no se entere en qué se van a gastar 1.5 billones de pesos», cuestionó Martínez Olano, dejando una constancia histórica sobre la manera en que se gestiona el presupuesto de la ciudad.

Las declaraciones del concejal reflejan su desacuerdo con el proceso de aprobación y con el manejo de los recursos públicos por parte de la Alcaldía y el Concejo. «Yo no quiero creer o seguir creyendo que esto es un Concejo de bolsillo,» afirmó, acusando a algunos concejales de no conocer las problemáticas de la ciudad, como en el caso de los 7,500 millones de pesos invertidos en las Fiestas del Mar, a pesar de que la ciudad enfrenta problemas urgentes como el desabastecimiento de agua y el rebosamiento de aguas residuales. En este contexto, Martínez Olano destacó que mientras algunos recursos se destinan a celebraciones, los problemas de fondo que afectan a la ciudadanía quedan desatendidos.

Otro aspecto polémico señalado por Martínez es la asignación de 7,467 millones de pesos al Concejo y 6,200 millones a la Contraloría, un presupuesto que el concejal califica de problemático. Según el «Mono» Martínez, esta destinación de recursos beneficia a quienes deberían ejercer un control sobre las finanzas públicas: «El Concejo es el que le hace el control político al alcalde (…) entre más billete le mande uno a la Contraloría, más bacano el contralor es con nosotros», apuntó. Este argumento, dice, pone en duda la independencia de las entidades de control en su función fiscalizadora sobre la Alcaldía de Santa Marta.

Críticas al presupuesto de funcionamiento de la Alcaldía

Martínez también criticó que la Alcaldía esté destinando más de 39.6% del presupuesto a gastos administrativos, mientras áreas vitales como salud y educación reciben porcentajes menores. «Lo más preocupante, señor presidente del Concejo, de este presupuesto es que para la Alcaldía, el mismo alcalde se destinó 615 mil millones de pesos», añadió, sugiriendo que dichos recursos servirán para sostener una burocracia que, en su opinión, no contribuye significativamente al bienestar de la ciudad. Para Martínez, el presupuesto aprobado debería enfocarse en atender las necesidades básicas de la comunidad y reducir el gasto administrativo.

Cero estudiantes en una «universidad fantasma»

Otro de los puntos controversiales es la inclusión de fondos para proyectos que, a juicio de Martínez, no cumplen con las expectativas de desarrollo local. En su intervención, el concejal destacó que la Universidad de Santa Marta, aún en etapa de crecimiento y sin graduados a la fecha, recibirá 6,300 millones de pesos, mientras el fondo local y el Indetur dispondrán de 35 mil millones y 3,600 millones, respectivamente. Además, en esta partida se contemplan 500 mil millones adicionales de endeudamiento, lo que incrementa las obligaciones de la ciudad para futuras vigencias. En este sentido, Martínez criticó lo que él percibe como un excesivo gasto en proyectos sin resultados tangibles.

El concejal subrayó que los recursos destinados a las necesidades básicas de la ciudad no son suficientes para resolver problemas de larga data. «Este presupuesto no cumple con los compromisos adquiridos por el alcalde, ni en el plan de desarrollo, ni tampoco en campaña», señaló Martínez, quien enfatizó la necesidad de destinar fondos para solucionar problemas de saneamiento básico y agua potable, los cuales solo contarán con 24 mil millones de pesos de presupuesto.

Silencio y falta de respuestas de la Alcaldía

A pesar de las interrogantes y críticas presentadas, la respuesta de la Alcaldía ha sido escasa. En declaraciones a Noticias con Libertad, la Oficina de Comunicaciones de la Alcaldía afirmó que «muy pronto lo sacaremos» y «muy pronto lo anunciaremos», sin ofrecer detalles concretos sobre la distribución de los recursos. Por otro lado, la Secretaría de Infraestructura no respondió a las solicitudes de información de este medio, lo cual incrementa la incertidumbre sobre el destino de los 1.5 billones de pesos aprobados.

¿Un presupuesto para el pueblo o para la administración?

La aprobación del presupuesto de Santa Marta para 2025 deja en el aire grandes preguntas sobre la prioridad que la administración distrital asigna a los problemas de la ciudad. En un contexto donde el gasto en burocracia y proyectos cuestionados supera los montos asignados a necesidades críticas como saneamiento y abastecimiento de agua, resulta preocupante que el Concejo no realice un control exhaustivo sobre el uso de los recursos.

La transparencia y el compromiso con el bienestar ciudadano son aspectos clave que, como señala Martínez, el Concejo debería asumir como responsabilidad primordial, en lugar de convertirse en «un concejo de bolsillo». La ciudadanía, que observa con inquietud esta situación, se pregunta cuánto tiempo más deberá esperar para que se destinen recursos a las verdaderas prioridades de Santa Marta.