La crisis política en Bolivia escaló este miércoles luego de que el expresidente Evo Morales acusara al actual mandatario, Luis Arce, de amenazar a sus seguidores y lo responsabilizara de cualquier acto de violencia en el país. La denuncia de Morales surge en medio de un prolongado bloqueo de carreteras que sus simpatizantes mantienen desde hace 17 días.
Morales, en un mensaje publicado en la red social X, afirmó que Arce está ignorando los llamados al diálogo para resolver la situación. Según el exmandatario, en lugar de atender las demandas de los manifestantes, el presidente está lanzando “amenazas” contra la población movilizada, lo cual, dijo, “es de su entera responsabilidad”.
Horas antes, Arce había advertido que, si los bloqueos no son levantados, tomará medidas “constitucionales” para restaurar la normalidad en el país. En un mensaje televisado, el presidente detalló las graves consecuencias de los bloqueos, que han dejado al menos 70 heridos, afectado la economía en más de 1.700 millones de dólares, y generado un preocupante desabastecimiento de alimentos y combustible en varias regiones. Arce exigió el levantamiento inmediato de los puntos de bloqueo, señalando que es un “clamor del pueblo boliviano”.
Los seguidores de Morales mantienen los bloqueos, principalmente en la región de Cochabamba, exigiendo el cese de los procesos judiciales contra el exgobernante por delitos como estupro y trata de personas, además de pedir soluciones para la situación económica y apoyar su candidatura para las elecciones de 2025.
La disputa entre Arce y Morales ha fracturado el Movimiento al Socialismo (MAS), que ambos lideran. Las tensiones se agudizaron tras una reciente marcha encabezada por Morales, quien acusa al gobierno de ignorar las demandas de sus simpatizantes y de no investigar adecuadamente un supuesto intento de asesinato en su contra, en el que asegura estar implicado el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.
Esta confrontación expone la división en el MAS y plantea serios retos para el oficialismo de cara a las próximas elecciones, mientras el país se enfrenta a una crisis social y económica exacerbada por los bloqueos y la falta de consenso entre los dos principales líderes de la nación.