Por: Orlando Andrade Gallardo
El próximo 4 de noviembre, los norteamericanos elegirán su presidente para un periodo de cuatro años, la disputa está reñida entre el expresidente republicano Donald Trump y la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, y según analistas políticos los indecisos son quienes pueden inclinar la balanza hacia el ganador. Los comunicados de prensa indican que las encuestas favorecen a la vicepresidente con estrecho margen que conserva desde su postulación y apoyada por su partido, no solo políticamente, sino su campaña en pocas semanas alcanzó a recaudar fondos por más de US$1millardo. La gran mayoría de estadounidenses considera a la ex fiscal la futura huésped de la Casa Blanca, por su capacidad de liderazgo y entender los problemas del país, líder carismática y carácter para gobernar una nación multiétnica y diversificada culturalmente. Los seguidores de Kamala no ignoran lo sucedido con Hillary Clinton, considerada la ganadora en las elecciones de 2016 por todos sus atributos, el apoyo incondicional de su partido demócrata, todo le favorecía, encuestas, su vasta experiencia como secretaria de Estado, exprimera dama, su esposo reconocido como uno de los mejores presidentes del siglo por haber acertado en la política económica y desempleo a 0%, pero no tuvo éxito.
Las elecciones de una sociedad tan impredecible y variable que lo tiene todo, puede ocurrir cualquier situación atípica y el ganador se define por foto finish, como ocurrió en el pasado reciente. En el continente y otras regiones, en las últimas décadas, el poder femenino hizo presencia en muchos estados logrando la primera magistratura y marcando diferencia por sus buenos gobiernos. Según los politólogos, la huella que dejó Margaret Tatcher, considerada la dama de hierro, pasó a la historia como la mujer más influyente del siglo XX y sirvió para que docenas de mujeres líderes en su país alcanzaran la presidencia. Los demócratas del mundo, que es la mayoría de la población, esperan que Kamala llegue a la Casa Blanca y evite más confrontaciones internacionales, que tienen al planeta al borde de guerras interminables y sangrientas. La ayuda a los países pobres, levantar las sanciones impuestas desde décadas a los hermanos cubanos, contribuya para acabar con el flagelo del hambre y narcotráfico con políticas orientadas y consensuadas. El mandatario del país más poderoso del planeta, que controla mercados, bolsas de valores, política exterior, apoya a naciones sin recursos y la comunidad de mayor consumo, no solo debe ser un hombre de Estado, sino humanista y experimentado visionario. Estados Unidos es un país complejo para gobernar por su estructura poblacional, donde tienen asientos ciudadanos de todas las nacionalidades con costumbres, idiomas y oficios diferentes, cada minuto ingresan miles de personas, persiguiendo el llamado “sueño americano”. El presidente debe ser un profesional líder en temas económico, inflación, costos, inmigración, seguridad, accesibilidad a vivienda, cuidado de la salud, defensa del trabajador estadounidense, entre otras ocupaciones. Lo evidente es que en la campaña se han presentado discursos con retórica hostil y ciertos señalamientos entre unos y otros, al igual que los dos atentados contra el candidato republicano, que de alguna manera oscurece el trasegar político.
En Estados Unidos no todo es perfecto, y la gran falla es el obsoleto sistema electoral, concebido hace 200 años para elegir su presidente, con fórmulas antidemocrática, como desconocer la mayoría simple y el voto popular, eje central de toda democracia. El ejemplo es el caso de Bush – Gore, este último superó a su contendor por más de 200 mil votos, pero el escogido por el Consejo Electoral fue Bush, quien obtuvo 170 delegados, suficientes para ganar. La gran mayoría de la población mundial considera a Norteamérica como la democracia madre, pero con modelo electoral disfuncional que puede compararse con una república “bananera” y subdesarrollada, es fatal. La debilidad no es solo en esta materia, sino como enseñan a sus hijos, socorren a los pobres, cuidan a sus mayores, protegen el medio ambiente, entre otras fallas. Igualmente el clima de inseguridad por las exageradas libertades en las ciudades más pobladas, requiere que gran cantidad de ciudadanos porten armas de fuego. En fin, esperemos el domingo para conocer el ganador, hasta la fecha han votado en forma anticipada más de 40 millones de personas.