La organización vuelve a brindar atención médica en la peligrosa ruta migratoria del Tapón del Darién tras la prohibición impuesta por el gobierno panameño.
Después de más de un año de prohibición, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha retomado sus operaciones en la peligrosa selva del Tapón del Darién, ofreciendo asistencia médica a los miles de migrantes y solicitantes de asilo que se enfrentan a las duras condiciones de esta travesía. Esta decisión marca el regreso de la ONG, que fue expulsada por el gobierno panameño en 2022 tras acusaciones de «entorpecer la función de las diferentes instituciones en Panamá», según afirmó en su momento el ministro de Salud, Luis Francisco Sucre.
El Tapón del Darién es una de las zonas más intransitables del mundo, una jungla densa que conecta Colombia y Panamá y que cada vez más migrantes cruzan en su intento de llegar a Estados Unidos o Canadá. En lo que va de 2024, más de 260.000 migrantes han arriesgado su vida atravesando este terreno hostil, según datos oficiales de la autoridad migratoria panameña. Sin embargo, el costo humanitario es alto: los riesgos de salud y las condiciones extremas de la selva han dejado a muchos migrantes con enfermedades, lesiones y traumas psicológicos.
El regreso de MSF a la región es vital, no solo para los migrantes, sino también para las comunidades locales, que han visto cómo la demanda de servicios médicos ha desbordado los centros de salud en la zona. Las condiciones a las que se enfrentan los migrantes incluyen largas caminatas bajo condiciones climáticas adversas, la falta de acceso a agua potable y alimentos, y un entorno natural peligroso. Estas circunstancias han causado un aumento preocupante en la aparición de enfermedades e infecciones, así como lesiones graves y casos de deshidratación.
Carlos Estrella, coordinador del proyecto de MSF en el Darién, destacó la importancia de esta nueva colaboración con las autoridades de Panamá: “Esta nueva colaboración brindará acceso a atención médica a personas con necesidades extremas”. Además, señaló el compromiso de MSF de trabajar en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud panameño para asegurar una atención integral tanto para los migrantes como para las comunidades locales afectadas.
El equipo de Médicos Sin Fronteras desplegado en el Darién está compuesto por un grupo multidisciplinario que incluye médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales. Estos profesionales brindan una atención que va más allá del tratamiento médico inmediato, ya que muchos de los migrantes llegan con traumas psicológicos severos debido a los abusos y peligros que enfrentan durante el recorrido.
La reanudación de actividades de MSF en Panamá ocurre en un contexto de constante flujo migratorio en la región. Además de su trabajo en el Darién, los equipos de la organización están presentes en otras zonas de Centroamérica y México, donde las rutas migratorias cambian constantemente y los desafíos se intensifican. En Costa Rica, por ejemplo, MSF ha estado respondiendo a las necesidades de salud de los migrantes que transitan por el país, ofreciendo atención médica y psicológica a quienes se encuentran en una situación vulnerable.
El retorno de MSF a Panamá es un logro significativo, ya que en 2022, la ONG fue expulsada después de recibir múltiples quejas de las autoridades panameñas sobre la falta de coordinación y cumplimiento de los protocolos establecidos. «El año pasado se recibieron las quejas de diferentes entidades por la falta de coordinación, manejo e incumplimiento que se venía dando por parte de Médicos Sin Fronteras», afirmó en su momento el ministro de Salud, Luis Francisco Sucre. A pesar de estas tensiones, la necesidad urgente de asistencia humanitaria en el Darién ha llevado a una reconciliación entre las partes.
El Darién ha sido una trampa mortal para muchos migrantes, quienes no solo enfrentan el riesgo de enfermedades y accidentes, sino también la amenaza de grupos armados que operan en la zona. Los migrantes son víctimas de robos, extorsiones y abusos por parte de organizaciones criminales que se aprovechan de su vulnerabilidad. Ante este panorama, el trabajo de organizaciones como MSF se vuelve crucial para ofrecer un respiro humanitario en medio de la crisis.
La reapertura de las operaciones de Médicos Sin Fronteras en el Tapón del Darién representa una respuesta necesaria a la creciente crisis humanitaria en la región. Con un flujo migratorio en constante aumento y las precarias condiciones de salud a las que se enfrentan los migrantes, la presencia de esta organización puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para muchos de ellos. Sin embargo, este esfuerzo por sí solo no es suficiente. Las autoridades tanto en Panamá como en los países vecinos deben trabajar conjuntamente para crear un marco de apoyo integral que incluya no solo atención médica, sino también mecanismos de protección y asistencia a los migrantes en su travesía hacia el norte.
En última instancia, el problema del Darién es solo un reflejo de la mayor crisis migratoria en el continente americano. La solución a largo plazo debe incluir tanto la mejora de las condiciones en los países de origen de los migrantes como la implementación de políticas más humanas y efectivas en los países de tránsito y destino.